La Guerra de la Independencia (parte 2 de 3)

Fusilamientos del tres de mayo
Fusilamientos del tres de Mayo. Goya. Fuente: Wikipedia

El levantamiento del 2 de mayo.

El 2 de mayo de 1808 se frustró la estrategia de sustitución dinástica planeada por Napoleón. El levantamiento popular producido en Madrid, y que no tardó en propagarse por toda la nación, fue el inicio de la resistencia contra la ocupación francesa y, con el paso del tiempo, adoptó una forma de guerra concebida y percibida como una lucha por la independencia nacional.

En el levantamiento popular del 2 de mayo se conjugaron una serie de factores que alentaron su explosión y propagación. A la crispación que causaba la presencia de grandes contingentes de tropas hay que sumar la cuestión dinástica. Ese día comenzaron a correr los rumores sobre “el engaño francés”. En el palacio real tan sólo quedaban algunos miembros de la corte que, bajo la supervisión de Murat, preparaban todo lo necesario para trasladarse a Francia. La chispa que originó el levantamiento fue provocada por los servidores de palacio que al grito de “traición” impidieron la salida del cortejo. Pronto una multitud se agolpó en las cercanías y Murat trató de disolver a la muchedumbre empleando dos piezas de artillería y una nutrida tropa. La dura represión, que acabó con la vida de varios servidores de palacio, avivó la revuelta que se extendió rápidamente por la capital del reino. Las noticias y rumores sobre lo sucedido transformaron la imagen del francés en el imaginario colectivo. Las tropas galas dejaron de ser vistas como aliadas y pasaron a ser considerados como invasores y enemigos de España.

La reacción francesa no se dejó esperar. Murat que tenía acantonados varios miles de efectivos a las afueras de la ciudad, dispuso de 30.000 hombres para tratar de dominar la situación. El desigual combate entre unas muchedumbres mal armadas y un ejército bien adiestrado y equipado tuvo funestas consecuencias para los primeros. Los combates se concentraron por la mañana en la Plaza del Sol y calles adyacentes, ocasionando numerosas bajas entre la población civil. Luego el conflicto se trasladó hasta el cuartel de Monteleón, donde varios oficiales se sumaron a la revuelta popular. Hasta ese momento, el ejército español, que tenía acuartelados a más de 3.000 hombres en Madrid, no había intervenido en el conflicto. Después de un duro enfrentamiento, a primeras horas de la tarde las tropas francesas lograron contener la revuelta y acabaron imponiéndose. A partir de ese preciso momento comenzó una durísima represión que se prolongó desde el 2 hasta el 5 de mayo de 1808 y cuya crudeza reflejó magistralmente el pintor Goya en su cuadro “fusilamientos del tres de mayo”.

La revuelta iniciada en Madrid se expandió rápidamente por toda la geografía española e impulsó una serie de levantamientos que plantaron cara al intento de golpe de estado planeado por Napoleón. El fracaso de éste último desembocó en una guerra entre dos facciones que duró 5 años y que tuvo un alto coste demográfico y económico. De esta forma, comenzó “la guerra de liberación nacional”, también llamaba guerra de la independencia.

La guerra.

La evolución de los acontecimientos militares se pueden dividir en tres períodos. En el primero, que abarca las primeras semanas de revuelta, se observa la expansión del levantamiento popular por muchas regiones españolas y la transformación del levantamiento popular en una guerra con dos bandos bien diferenciados. El segundo período, que se enmarca en el periodo comprendido entre junio de 1808 y 1812, se caracterizó por el dominio francés y por el comienzo de la organización de guerrillas que respondían con actuaciones de desgaste a la ocupación. El último período, que comprende los años 1812 a 1813, supone el agotamiento del ejército de Napoleón (provocado por el continuo hostigamiento guerrillero, por la concentración de tropas regulares francesas en la campaña de Rusia y ante las actuaciones militares de las tropas españolas, lusas e inglesas) y acabó con sucesivas derrotas del ejército francés y con su salida del país en junio de 1814.

Sitio de Zaragoza
Sitio y toma de Zaragoza
Fuente: Wikipedia

A finales de mayo de 1808, la revuelta que germinó en la capital del reino se propagó por toda la península. Las tropas españolas se concentraron en el noroeste y suroeste, mientras que los efectivos franceses se aglutinaban en torno a 3 ejes: Madrid, Cataluña y Aragón, especialmente en la ribera del Ebro, zona de gran valor estratégico al ser el nexo de las comunicaciones terrestres entre el norte, el centro y el este del país. El objetivo de los mandos galos consistía en consolidar el eje de comunicaciones entre Bayona y Madrid; ocupar Cataluña; dominar Aragón y Valencia y avanzar hacia el sur para ocupar las regiones andaluzas. El balance, si se compara con el deseo de Napoleón de hacerse con el control del país rápidamente, fue bastante negativo para las tropas francesas. Por un lado, la toma de Valencia no se hizo efectiva. En segundo lugar, en Gerona y Zaragoza se organizó una resistencia efectiva a cargo de los generales Álvarez de Castro, para el caso catalán, y Palafox, en el caso aragonés, que logró paralizar el avance francés y dio lugar a los famosos episodios de “los sitios”. Y por último, las tropas francesas comandadas por Dupont fueron derrotadas por el ejército liderado por el general Castaños y que se componía de tropas regulares y de milicias ciudadanas.

Las optimistas previsiones de los franceses, que preveían una guerra rápida, chocaron frontalmente con la resistencia plantada por el pueblo español. Además, la irregular orografía del país, que distaba mucho de las grandes llanuras europeas, dificultó la tarea de aprovisionamiento, las comunicaciones, dificultaba los grandes traslados de tropa y entorpecieron muchas operaciones militares dirigidas a dominar el litoral. Al final, el ejército francés no logró sus objetivos. No se adueñó de los puertos portugueses, ni siguiera los de Valencia o Cádiz, tan esenciales para mantener un bloqueo marítimo de la zona. Y aunque logró ocupar gran parte del territorio español, ni lo dominaba ni lo controlaba.  De hecho, la resistencia popular consiguió que las tropas galas se replegaran hacia el Ebro, saliendo José I de la capital y poniendo rumbo hacia Vitoria.

Al mismo tiempo, en el territorio portugués comenzó a librarse otra batalla por el poder territorial y marino entre Francia e Inglaterra. El intento de Napoleón de hacerse con Portugal obligó a intervenir rápidamente a las tropas británicas. El 1 de agosto una expedición inglesa desembarcó en Mondego y después de varios enfrentamiento (los más destacados son las batallas de Roluça y Vimeiro) las tropas francesas fueron derrotadas teniendo que firmar Napoleón el conocido Convenio de Sintra (30/08/1808).  Para entonces, más tropas británicas, lideradas por el comandante John Moore, habían desembarcado en la costa gallega y se preparaban para entrar en combate.

mariscal Lefebvre
Mariscal Lefebvre Fuente: Wikipedia

Las noticias sobre el repliegue francés y las derrotas de Bailén y en el flanco portugués llegaron a oídos de Napoleón rápidamente. Éste, que acababa de firmar una alianza con los rusos mediante los acuerdos de Erfurt (12/10/1808), acordó el envío de 150.000 soldados a España divididos en siete cuerpos que estarían al mando de los mariscales Saint-Cyr, Lannes, Mortier, Ney, Soult, Víctor y Lefebvre. A finales de octubre el emperador abandonó París para ocuparse de la guerra en España personalmente. Las operaciones fueron concebidas como una guerra relámpago y el 2 de noviembre las tropas francesas volvieron a entrar en Madrid. La victoria, en esta ocasión, combinó las operaciones militares con la diplomacia, ya que Napoleón logró atraer a una parte de la opinión liberal al prometer el desmantelamiento de algunas figuras jurídicas propias del Antiguo Régimen. Mediante los decretos de Chamartín se abolieron los derechos feudales, desaparecieron las aduanas internas, se abolió la inquisición y se aprobó la supresión parcial de los conventos. Ésta última actuación elevó la crispación entre el clero, que no tardó en lanzar desde el púlpito arengas al pueblo para que hicieran frente al invasor. En otros ámbitos de la geografía, los franceses continuaban luchando para controlar todo el territorio. En Zaragoza y Gerona se volvió a registrar una enconada resistencia. La capital aragonesa, después de afrontar con éxito el primer sitio, volvió a sufrir el acoso francés sucediéndose el segundo y tercer sitio que, al final, acabó con la rendición de la ciudad después de meses de aislamiento. Un episodio similar se registró en Gerona que resistió un segundo y un tercer sitio hasta que en diciembre de 1809 los franceses se apoderaron de la ciudad.

En 1809 el foco principal de la guerra se desplazó al oeste. Napoleón trató de volver a conquistar Portugal y así controlar sus puertos. Pero para entonces los británicos habían acumulado tropas en suelo luso e impidieron que los franceses lograsen llevar a cabo sus planes con éxito. En cambio, en España los franceses lograron importantes victorias en el sur. En noviembre de 1809 tomaron Ocaña, luego Almería, La Carolina, Jaén y, por último, el 1 de febrero de 1810 entraron en Sevilla. Tan sólo cuatro días más tarde el mariscal Víctor asedió la ciudad de Cádiz, un sitio que se prolongó durante más de dos años.

guerra de la independencia
El Empezinado Fuente: Wikipedia

Así, al principio de 1811 la mayoría del territorio español se haya ocupado por el ejercito francés, lo que no significa que estuviera controlado . Los franceses no fueron capaces de dominar el territorio. Se enfrentaban no obstante aún nuevo modelo de enfrentamiento para el cual las tácticas de guerra tradicionales no servían: la guerrilla. La guerra de guerrillas se basaba en provocar un desgaste continuo en el enemigo, las partidas cortaban comunicaciones, asaltaban convoyes y se enfrentaban directamente en zonas urbanas o boscosas lo que obligo a los franceses a utilizar parte de sus efectivos para proteger el transito de personas y mercancías por los caminos. Los enfrentamiento se realizaban en sitios abruptos, de difícil movilidad para unas tropas que estaban acostumbradas a combatir en espacios abiertos. El saldo de éstos choques fue muy negativo para Francia. Las bajas de los soldados franceses que caían muertos o heridos, fueron constantes. Las pérdidas humanas y la concentración de mas tropas francesas en el Este de Europa obligaron a Napoleón a recurrir a levas extraordinarias, minando la paciencia del pueblo francés y su imagen como emperador.

¿Sabías que…? La guerrilla colaboró con las fuerzas regulares, proporcionando información liberando prisioneros o alentando a la resistencia popular. De esta forma se crea la imagen del bandido romántico. De todas formas hay diferencias entre los guerrilleros inestables (como campesinos cuya participación estaba ligada a ciclos de la vida campesina) y el guerrillero estable que dedicaba todo su tiempo a luchar contra el francés.

Lo que en principio comenzó siendo escaramuzas o acciones de pequeña envergadura, ligada a pequeñas partidas, se transformó en el transcurso de la guerra en un ejército guerrillero que llegó a ser un ejercito muy numeroso. Por ejemplo, las fuerzas lideradas por “El empezinado” y Espoz y Mina llegaron a aglutinar hasta trece mil efectivos en 1813. En esas fechas las partidas más numerosas adquirieron una formas organizativa de tipo militar y fueron esenciales para lograr expulsar del territorio español al invasor francés.

También en iHA| La Guerra de la Independencia (parte 1 de 3)

En colaboración con iHistoriArte| Iván H.

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