«La primavera de los pueblos» es como se conoce al periodo de revoluciones sociales acaecido durante 1848.
Cómo es sabido, el largo siglo XIX es un momento de cambio social aunque el balance de las revoluciones es diferente en cada país, ya que se desarrollan en contextos diferentes.
Alianza de clases durante la primavera de los pueblos
Se producirá una alianza entre la clase media y baja de la sociedad en busca del sufragio universal. Aunque la alianza durará poco, en los países europeos, el miedo a los movimientos revolucionarios tornará sus políticas hacia posiciones conservadoras.
Aun así la revolución supondrá una experiencia fundamental para la clase trabajadora, que experimentará un cambio profundo.
A pesar de los escasos éxitos de estos movimientos Europa no volverá ser la misma después del 48.
El movimiento obrero
La clase trabajadora tomará conciencia de que debe continuar su camino en solitario, 1848 será una ‘fecha bisagra’, a partir de este momento las revoluciones serán de perfil obrero e incluso algunas acabarán por triunfar como la Revolución Rusa de 1917. Claro ejemplo de ello es la redacción del ‘Manifiesto Comunista’ de Marx y Engels.
El papel de la burguesía europea en las revoluciones del siglo XIX
El otro protagonista del «48 social» será la burguesía europea, con diferentes niveles de desarrollo según cada país.
Recurren al apoyo popular en busca del triunfo revolucionario, pero a la vez temen la amenaza que estos movimientos populares suponen: las reformas sociales.
Se avanza en unos países más que en otros en cuestiones como:
La consolidación de los derechos del ciudadano, la igualdad ante la ley, los derechos civiles o la libertad de prensa…
Se reivindica la abolición del sufragio censitario, “no existe democracia sin sufragio universal”. Y se pretende alcanzar la soberanía popular en vez de la soberanía nacional, el poder debe emanar del pueblo.
En el orden social se lucha por la reducción de desigualdades que han agudizado las políticas liberales aplicadas desde 1830. Además abogan por la república como la forma de gobierno más idónea para poner en práctica todas estas ideas.
Las consecuencias de los movimientos sociales
Y aunque aparentemente los movimientos sociales del 48 fueron frustrados en toda Europa, dejaron una profunda huella en países con movimientos nacionales (Italia, Alemania, Hungría) o en países con gobiernos autocráticos como Austria e incluso en países con una larga tradición revolucionaria como Francia.
Lo que se pondrá de manifiesto posteriormente en los conflictos de la segunda mitad del siglo XIX.
Los motivos que llevaron al fracaso de estas revoluciones serán: la mejoría de la economía, lo que provocó que el movimiento campesino se retraerá ante la amenaza de empeorar su situación; la burguesía necesitaba tanto al proletariado como necesario era para sus fines; se va a producir una solidaridad clave entre las monarquías autoritarias en los momentos decisivos; los mandos del ejército estaban en manos de aristócratas que toman parte por las monarquías gobernantes; pero sobre todo fracasan por insolidaridad entre los revolucionarios de los diferentes países, que contrasta con la actitud de los monarcas.
Aunque el balance de «la primavera de los pueblos» no será de fracaso total. En Francia, Luis Napoleón restablecerá el sufragio universal; en Italia, Piamonte se configura como un reino constitucional y liberal en torno al cual se articulará la unificación italiana; en Alemania se comprenderá que era Prusia y no Austria la única capaz de conseguir la unidad alemana.
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Autor | Dave Meler
Bibliografía| Rudé, G., Europa desde las guerras napoleónicas a las revoluciones de 1848, Cátedra. VV.AA, El mundo contemporáneo: historia y problemas, Crítica.
2 respuestas
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Dejando a un lado que la soberanía jamás es social, popular o nacional, sino que por definición es el atributo de un soberano, es decir, de un rey en una monarquía absoluta, ¿qué diferencia hay entre lo popular, social y nacional? ¿Es que estos conceptos no hablan de un mismo sujeto constituyente?
«Se reivindica la abolición del sufragio censitario, “no existe democracia sin sufragio universal”. Y se pretende alcanzar la soberanía popular en vez de la soberanía nacional, el poder debe emanar del pueblo.»
Dejando a un lado que la soberanía jamás es social, popular o nacional, sino que por definición es el atributo de un soberano, es decir, de un rey en una monarquía absoluta, ¿qué diferencia hay entre lo popular, social y nacional? ¿Es que estos conceptos no hablan de un mismo sujeto constituyente?