Actualmente la Comarca de Daroca se extiende al suroeste de la provincia de Zaragoza, limitando con la de Calatayud al norte, al este con la de Cariñena y Belchite, al sur con la de Jiloca-Calamocha y al oeste con la provincia de Guadalajara de la región de Castilla-La Mancha. En el siglo XVI la denominada como Comunidad de Daroca ocupaba una mayor extensión de terreno, las tierras de Cariñena, del Jiloca o la comarca de Huesa del Común formaban parte de dicha comunidad. Por lo tanto este trabajo circunscrito solo a la actual división comarcal aragonesa se ve muy reducido y hasta casi podemos decir un poco mutilado, pues los pueblos y sus habitantes no entienden muchas veces de las divisiones político-administrativas.
Si a esto le añadimos que sólo nos vamos a ocupar de los monumentos de finales de la arquitectura mudéjar realizada en el siglo XVI, los ejemplos conservados se pueden casi contar con una mano. Y no nos podemos olvidar de iglesias en localidades hoy fuera de la comarca, que históricamente han estado unidas a ella como San Martín del Río, Báguena, Navarrete del Río, Olalla, en la comarca de Calamocha, o las de Encinacorba, Paniza, Villanueva de Huerva en la de Cariñena.
Los edificios religiosos levantados en estilo mudéjar desde finales del siglo XIII en la Comunidad de Daroca formaban una amplia nómina. El paso del tiempo, las gentes y las modas fueron reduciendo su número. Nos basta con fijarnos en la cabecera de la comarca, donde ya en pleno siglo XX se perdieron algunos de los ejemplos más antiguos y representativos. Pero no nos vale solo el retrotraernos tan cerca, pues a lo largo de las centurias el gusto arquitectónico, el aumento de la población, y la ruina de viejos edificios dieron paso a nuevas y magníficas obras. Primero fue en el siglo XVI cuando, tras la conversión de los moriscos, fue necesario levantar nuevos templos más amplios, el ejemplo que mejor conservamos en estilo mudéjar es la iglesia de Santa Ana de Mainar. El siguiente paso fue durante el barroco en los siglos XVII y XVIII, cuando las nuevas ideas llevaron por un lado a la remodelación de alguna iglesia, con la adicción de nuevas pilastras, cornisas, capillas cruceros con cúpulas o nuevas cabeceras (como en Herrera de los Navarros), y por otro a la demolición de viejos edificios o el cambio por uno más amplio y luminoso. Se conservaron sobre todo las torres, como en Valdehorna, Murero, Santo Domingo de Daroca, tal como estaban o en Villarreal de Huerva, a la que se le añadió un cuerpo campanario, más altura para levantar sobre la nueva línea que marca la nueva construcción de la nave de la iglesia.
La iglesia de Val de San Martín es un claro ejemplo de historia del arte. Sobre una primitiva iglesia tardorománica, cubierta con madera, apoyada en arcos perpiaños apuntados, en el siglo XVI se cambió su techumbre por una bóveda de crucería estrellada, y ya en la época del barroco se levantó un nuevo campanario en ladrillo con la aplicación de motivos en relieve que marcan la pervivencia del estilo.
Esta pervivencia del mudéjar en los siglos XVII y XVIII se va a dar ampliamente en la Comarca y en la antigua Comunidad de Daroca. Grandes templos barrocos, levantados, bien en piedra o en ladrillo, rematan la obra con torres y campanarios con la aplicación de motivos que recuerdan probablemente a su iglesia anterior. Que posiblemente fuera un templo mudéjar. Muchos templos decoraran el interior de sus arcos o incluso todas sus bóvedas, como en Acered, con yeserías de pleno gusto mudéjar.
En el siglo XVI, período que aquí nos ocupa, nos vamos a encontrar como ya hemos dicho, con la necesidad de construir nuevos edificios. Dos van a ser este tipo de construcciones que se diferencian sobre todo por el material usado, pues su estructura interna, diferirá poco entre ambos. En la zona del Campo de Used la influencia castellana, y la mano de obra de canteros vizcaínos, es muy fuerte y van a levantarse iglesias en piedra, en buena sillería, como la de San Pedro y San Pablo de Used, mientras que al otro lado de la sierra de Santa Cruz, ante la carencia de buena y abundante piedra las iglesias se levan
tan en ladrillo, siendo la de Santa Ana de Mainar su gran referente. Amplias iglesias, con un gran salón, cubiertas con bóveda de crucería estrellada, dentro de la tipología del denominado gótico levantino.
Bibliografía| ABBAD RÍOS, FRANCISCO. Catálogo monumental de España. Zaragoza. C.S.I.C. Instituto Diego Velázquez. Madrid. 1957. BORRÁS GUALIS, GONZALO M. Arte mudéjar aragonés. C.A.Z.A.R. Zaragoza. 1985. BORRÁS GUALIS, GONZALO M. Iglesias mudéjares de Herrera de los Navarros y el Villar de los Navarros (Zaragoza). Al Andalus XXXIII. 1968. Pp 445-457. LASIERRA GÓMEZ, CARLOS. Aportaciones a la arquitectura mudéjar religiosa del siglo XVI en Aragón. Encinacorba, Paniza y Mainar. Bubok Publishing S.L. Madrid. 2009. LASIERRA GÓMEZ, CARLOS. La arquitectura religiosa mudéjar en Aragón en el siglo XVI. Bubok Publishing S.L. Madrid. 2008. LASIERRA GÓMEZ, CARLOS. Pervivencias de la arquitectura mudéjar en Aragón. Bubok Publishing S.L. Madrid. 2008.
En colaboración con iHistoriArte| Carlos Lasierra
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