Este curso que ha empezado es algo especial. No es que haya cambiado de compañeros, ni de profes, sino más bien de tipo de libros. Ya no me pesa tanto la mochila como el año pasado, porque este año, ya no llevo libros. Estudio con un pequeño ordenador que se llama “tableta”. En ella está metido todo: las mates, lengua, “filo”, “cono” (conocimiento del medio), sociales… Me gusta mucho porque es mucho más fácil estudiar con la “tableta” que con los libros.
Ayer haciendo los deberes, le pregunté a mi padre si él había estudiado con “tableta”. Me miró por encima de sus gafas de una forma rara, muy rara.
-“Ay, Manuel, pero si tú eres de la generación digital y has empezado este año con la “tableta”, figúrate con lo mayor que soy yo… Nada, hijo, libros y más libros.”-
No entendí por qué hablaba así de los libros, a mi me encantan. Hay días que prefiero quedarme leyendo un libro que ver la tele… total para lo que hay que ver. Me encantan los libros de Julio Verne: Cinco semanas en globo, viaje al centro de la Tierra, veinte mil leguas de viaje submarino y la vuelta al mundo en ochenta días. Ahora estoy a punto de terminar El rayo verde. Me tiene intrigado, ya le he dicho a mi padre que quiero ir a ver un anochecer y ver ese rayo verde que dice Verne que se ve.
-“Papá, ¿qué eso de la generación digital?”- Le pregunté curioso.
-“Mira a tu alrededor y dime todos los aparatos electrónicos que veas y que tengas en tu cuarto.”- Lo miré extrañado, nunca me había dicho que hiciera algo tan raro. Mi padre es un poco raro, ¿te lo había dicho?
-“LaWii, tu móvil, el móvil de mamá, mi play Station, mi “tablet””- Empecé a enumerar.
-“Muy bien, levántate, ves a tu cuarto y a mi despacho y sigue enumerando”- Me dijo mi padre haciéndome un gesto con la mano para que me levantara.
Así que me levanté, y desde mi cuarto y su despacho seguí enumerando: -“El ordenador de mesa, el ordenador portátil, el mp3, ¿la tele entra?”- Pregunté mientras volvía de nuevo al salón.
-“Sí, claro que entra”- respondió él. –“Ves, todo es electrónico y digital. Y menos mal que tú eres de libros, que lees porque hay muchos de tus compañeros de clase que no cogen un libro fuera de clase.”-
-“Ya, Paula (mi amiga number one) también lee a Julio Verne. Pero los demás chicos no, y eso ¿por qué es, papá?”-
-“Pues por lo que te estoy diciendo, desde que Internet llegó a nuestras casas, la mayoría de la gente se ha olvidado de los libros, de consultar las bibliotecas, del olor de los diccionarios, de las enciclopedias… yo diría que se han olvidado casi de la cultura del libro. Ahora la mayoría de la gente todo lo lee en base a Internet, a Google. Y Google no lo es todo en esta vida, porque él te muestra lo que quiere mostrarte no todo lo que existe. Internet nos tiene controlados, Manuel y eso hace que casi busquemos o leamos lo que el “señor Google” quiere que leamos. Sí, digo lo de la generación digital porque todo o casi todo lo que hacéis vosotros, lo hacéis a través de una pantalla. Por eso, te he hecho contar todas las “máquinas” que tenemos en casa. ¡Ah, y te ha faltado mi iPad y tu e-reader o e-book, como lo quieras llamar.”
-“Sí, a Julio Verne lo leo en el e-book. Es que así no tengo que esperar a ir a la biblioteca o comprármelo. Me descargo directamente y ya está. Así si me lo acabo por la noche no tengo que esperar al día siguiente.”- Contesté sacando pecho por el hecho de leer.
-“Pues a eso me refiero con la generación digital, os acercáis a la cultura o jugáis a través de las pantallas. ¿Cómo juegas tus partidas en la Wii, Manolín?”-
-“Con mis amigos, pero en línea. Es mucho más cómodo. Cada uno está en su casa y no tenemos que pediros permiso para ir a casa de uno o de otro. Es muy divertido, papá. Un día tienes que jugar conmigo.”- contesté cogiendo el mando de la Wii y haciendo como que jugaba.
-“Ves, yo en mi época de niño jugaba en la calle a las chapas, las tabas…, leíamos tebeos, contábamos chistes, jugábamos a “tula”, a la pelota.”- Mi padre siempre se emocionaba al contar sus aventuras de cuando era pequeño.
-“¿Qué jugabas a la pelota y a qué más?”- No estaba nada seguro de lo que había entendido.
-“Ay, ¿dónde se habrán quedado aquellos juegos? Lo de ahora es jugar pero no compartir. En fin, será que yo soy de otra era.”-
-“Claro, papá tu eres de la era no digital. Entonces ¿todos los niños como yo son de la era digital que dices tú?”- Pregunté esperando que me dijera que sí.
-“No, no todos tienen la suerte de estar tan a la última como estáis vosotros. Hay niños en otros países, y ahora en el nuestro que no saben si van a comer hoy o no, y que no conocen que es eso de Internet o de tener un ordenador en casa. ¿Te acuerdas del anuncio que vimos ayer que salía un presentador famoso que se había ido a una ciudad de África y estaba construyendo escuelas?”-
-“Sí”- Contesté. Claro que me acordaba, cuando lo vi le pregunté a mi padre por qué esos niños no podían ir a la escuela. Me pareció raro. Él me contestó que en esos países la escuela no era importante, que casi no tenían agua potable. Casi me quedo muerto. No me imagino un mundo sin agua para beber, o sin escuelas.
-“Pues si esos niños no tienen escuela, figúrate si pueden o no tener Internet en casa”- Fue algo raro para mí, descubrir un mundo muy diferente al mío.
-“Por cierto, Manu ¿ya sabes lo que vas a pedir a los Reyes Magos? Ves, pensándotelo que la Navidad está muy muy cerca y hay que encargárselo.”- Se cree que no, pero llevo escribiendo la carta ya hace un tiempo.
-“Mmmm… creo que el videojuego “TutanKamón; el egipcio” puede ser una buena opción.” Comenté.
-“Pues ya sabes… apúntalo y ya veremos si te lo traen Sus Majestades.”- Me contestó mi padre guiñándome un ojo.
En colaboración con iHistoriArte| Pilar Cortes
Texto e Ilustraciones| Pilar Cortés
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