El pueblo japonés se compone de una amalgama de distintos pueblos llegados desde el norte de Asia y la Polinesia, que junto a ellos también traían sus costumbres y creencias. Como resultado del encuentro de estas culturas con un medio físico nuevo y distinto surgirá el ‘sintoísmo’. Un conjunto de ideas simples de carácter animista, con un elemento común: el deseo de reconciliarse con las incontrolables fuerzas de la naturaleza.
Una religión relativamente autóctona de Japón.
El sintoísmo evolucionará de forma pareja a la sociedad nipona a lo largo de su historia.
Durante la prehistoria japonesa, en el período Yayoi (300 a.C.-300 d.C.), el panteón de los ‘kami’ (o deidades sintoístas) aumentará en número como consecuencia de la introducción de la ganadería y la agricultura. La introducción de elementos característicos de una sociedad sedentaria, generará la necesidad encontrar explicación a determinados fenómenos.
Durante el período Kofun (300-710) proliferarán los ‘kami’ protectores asociados a los espíritus de los antepasados (guerreros famosos, creadores de una comunidad…). Los clanes más poderosos acabarán por emparentar sus ‘kami’ familiares con los poderosos ‘kami’ del panteón inicial sintoísta, para de esta forma legitimizar su posición social.
Estas relaciones se van a ir volviendo cada vez más complejas, cuanto más evolucione la sociedad japonesa.
Será durante el período Kofun cuando se organizarán todos los ritos y creencias del sintoísmo.
Aunque no tendrán una plasmación por escrito hasta el período Nara (710-794).
Tres obras magnas serán las que recopilen toda la memoria sintoísta japonesa: Kojiki o Notas sobre los hechos del pasado (712), Nihon Shoki o Crónica del Japón (720) y el Shoku Nihongi o Libro de la historia japonesa (793).
Una religión basada más en lo presente y cotidiano que en las grandes ideas del ‘más allá’.
La esencia de la religión sintoísta se basa en actuar de acuerdo a los ritos y creencias, sin ofender a los ‘kami’, tratando de conciliarse con ellos para alcanzar la armonía. Lo que implica una forma de ver la vida de manera positiva, en armonía con la naturaleza, viviendo con alegría, pureza de intención y sinceridad: el ‘Makoto’.
En sintonía con estos preceptos son muy importantes los ritos o actos de conciliación con los ‘kami’, que se pueden clasificar en dos tipos:
-Ritos de ofrenda o Matsuri, consistentes en invocar al dios y realizar ofrendas de productos o acciones siempre encaminadas a satisfacer al ‘kami’.
-Ritos de purificación, existen conceptos impuros por naturaleza de forma involuntaria (la menstruación, un parto, la muerte, las relaciones sexuales en determinadas épocas…). Por lo que cada vez que se produce uno de estos actos impuros debe realizarse un rito de purificación individual o colectivo: lavarse las manos y la boca, meterse bajo una cascada en invierno, llevar la ropa limpia…
Todo este tipo de ritos están dirigidos por los sacerdotes sintoístas que actúan de intermediarios entre los ‘kami’ y los hombres.
Las ceremonias sintoístas evolucionarán junto a la sociedad japonesa.
El sintoísmo sufrirá períodos de menor influencia seguido de momentos de exaltación nacionalista de los valores tradicionales, o incluso respaldado a la figura del emperador.
Actualmente el sintoísmo pasa por momentos difíciles en Japón como resultado de la ruptura de ideas tras la II Guerra Mundial, el descreimiento general y la prohibición de apoyo estatal a cualquier religión.
En la sociedad japonesa actual persisten los valores de amor por la naturaleza, la importancia de los ritos, la visión optimista y práctica de la vida, las festividades y ofrendas, así como las peregrinaciones en determinadas épocas del año.
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Autor|Dave Meler
Más información| Lanzaco Salafranca, F., Introducción a la cultura japonesa: pensamiento y religión, Valladolid, Univ. de Valladolid, 2000.
Earhart, B., Religión Japonesa: Unidad y diversidad, California, ed. Dikenson, 1974
Imágenes|iHA, W. Commons