Casualmente hace unos días me veía la película “Descifrando Enigma”, en Netflix, que narra la historia de como un grupo de criptoanalistas trabajaron sin descanso para descifrar los códigos de transmisión alemanes durante la II Guerra Mundial.
¿Cómo funcionaba Enigma?
Con el aspecto de una máquina de escribir, consistía en un complejo mecanismo que permitía codificar los mensajes. No usaba papel y se alimentaba con baterías.
Constaba de dos partes un teclado y un panel con las 26 letras del alfabeto. Cuando el emisor pulsaba una de las teclas, el mecanismo a través de un sistema de ruedas codificadas la convertía en otra diferente. Esta letra aparecía iluminada en el cuadro de luces.
El receptor, por su parte, debía contar con una máquina con la misma configuración para que el sistema hiciese el recorrido inverso.
El padre de la informática moderna
El británico Alan Turing lideró el equipo que descifró los códigos alemanes, que se cambiaban cada 24 horas, en 1941.
Esto permitió a los aliados a descifrar mensajes de radio cruciales sobre los movimientos alemanes. Los historiadores creen que este descubrimiento acortó el conflicto en al menos dos años.
«He hecho muchos descubrimientos emocionantes y extraños en los pasados 20 años. Pero nunca soñé que algún día encontraríamos una de las legendarias máquinas Enigma«
F. Huber.
Según un informe de The Guardian un grupo de buzos alemanes, que buscaban redes de pesca abandonadas en la Bahía de Gelting, se toparon con una máquina Enigma en el fondo marino el mes pasado.
El arqueólogo submarino Florian Huber no dudó de la importancia histórica del hallazgo.
Se cree que la máquina, que posee tres rotores de codificación, fue arrojada al mar desde un buque de guerra alemán en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Ya que los submarinos solían estar equipados con máquinas de cuatro rotores más complejas para enviar y recibir los mensajes cifrados.
En mayo de 1945, las tripulaciones de unos 50 submarinos alemanes siguieron la orden de hundir sus propios barcos en la bahía de Gelting.
Querían evitar tener que entregarlos a los aliados. Destruir dispositivos de encriptación era parte de la orden.
En total, los alemanes hundieron más de 200 de sus submarinos en los mares del Norte y del Báltico al final de la Segunda Guerra Mundial.
Ulf Ickerodt, responsable de la oficina arqueológica estatal, confirmó que la restauración y desalinización de la máquina durará más o menos un año.
Después el Enigma se exhibirá en el museo arqueológico estatal de Schleswig-Holstein.
Imágenes | W. Commons
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