En el siglo XIV, Kosovo, había sido escenario de una dolorosa derrota a manos de los turcos. En 1912 estalla la I Guerra Balcánica. Los países de la Liga Balcánica (Montenegro, Serbia, Grecia y Bulgaria) atacarán el Imperio Otomano. En medio de un gran sentimiento de exaltación patriótica el territorio de Kosovo será reconquistado a los otomanos por tropas serbias. El objetivo de la Liga era expulsar de Europa al Imperio y repartirse sus territorios balcánicos. La guerra acabó con la derrota del Imperio, inferior militarmente a los coaligados, pero por las desavenencias entre estos desembocó inmediatamente en un nuevo enfrentamiento militar, la Segunda Guerra Balcánica
Tras la I Guerra Mundial surge el reino unificado de serbios, croatas y eslovenos que en 1921 se denomina Yugoslavia. Durante este período de Entreguerras, se observa una política activa de asimilación del Norte de Albania cuyo fin era encontrar una salida al mar y aliviar la presión ejercida por la pujante Italia fascista y el terrorismo macedonio. La política de Belgrado irá encaminada a integrar Kosovo en el territorio serbio. Para ello se iniciarán una serie de medidas como la escolarización estatal de kosovares en lengua serbo-croata de forma obligatoria; el Decreto de Colonización de las Regiones del Sur, por el cual se instalarían unas 11.000 familias serbias en territorio kosovar entre 1922 y 1938; o la reforma agraria que implicaba la expropiación de tierras a ciudadanos kosovares al amparo de la inexistencia de documentación escrita que acreditara su propiedad. Un proceso que culminaría con la expulsión de la mayoría albanesa de Kosovo. Esta limpieza étnica orquestada por Belgrado se negoció con Turquía, que aceptó reubicar a los albaneses expulsados en territorio turco a cambio de 15000 dinares por familia.
Tras la II Guerra Mundial Italia favorecerá una política de re-asentamiento de familias de origen albanés en el territorio kosovar. Y apoyará a las milicias albanesas a expulsar a serbios y montenegrinos de la zona. La respuesta del ejército yugoslavo no se hará esperar. Y se iniciará una dura campaña de represión. Acrecentando, así, el odio étnico existente entre ambas comunidades. Entre 1954 y 1957 unos 195000 albano-kosovares se verán de nuevo obligados a emigrar. Tras 1968 la invasión soviética de Checoslovaquia dará un giro a la situación, provocando la reconciliación de Albania y Yugoslavia en un intento de aunar fuerzas. En el marco de las políticas de Tito de «hermandad y unidad», la autonomía de las diferentes etnias aumentó durante los años 1970, reduciendo el poder de los serbios con el fin de evitar el secesionismo. Esto se concertaría en 1974 con la nueva constitución de la República Federal Socialista de Yugoslavia, que daría origen a la Provincia autónoma socialista de Kosovo. Con esta autonomía, las escuelas fueron capaces de aplicar un plan de estudios en idioma albanés, el gobierno local pasó a manos de la comunidad albanokosovar y uno de sus miembros integró el Consejo Federal del país con capacidad de veto, igualando su estatus al de los representantes de la RS de Serbia, pese a que aún permanecía administrativamente bajo su dominio.
Al morir Tito en 1980, las tensiones étnicas se acrecentaron en toda Yugoslavia y especialmente en Kosovo. A principios de los 80, Kósovo se encuentra entre las poblaciones más subdesarrolladas de Yugoslavia. Serbia se niega a negociar con la población albanesa y ataja cualquier manifestación o revuelta por la fuerza. Dicha represión justifica de nuevo las migraciones masivas de serbios y montenegrinos a territorio kosovar. Núcleos de población formados por derechistas radicales, policías retirados y sectores de la Iglesia ortodoxa, que acusan a la población musulmana de Kósovo de provocar tensiones.
En 1981, Milósevic se hará con el control de la Liga de Comunistas Serbios. El nacionalismo serbio en Kósovo había acuñado una imagen victimista frente a la población albanesa, esgrimiendo con fuerza el argumento de la expulsión de ciudadanos serbios de territorio kosovar en el pasado. Milósevic dará fuerza y apoyará este movimiento nacionalista. En 1987 en un discurso cargado de consignas patrióticas se dirige a la población serbia, cargando contra la población albanesa de Kósovo, en el famoso discurso de Gazimestan. Utilizando los viejos símbolos en una mezcla de historia reciente con épica medieval. A partir de 1988 Milósevic inicia la limpieza étnica en busca de una “serbianización” de la provincia.
Los medios de comunicación y las cancillerías occidentales hicieron caso omiso del problema, al tratarse de una región muy pequeña. En 1991 las potencias europeas ya habían reconocido la imposibilidad de que los pueblos ex yugoslavos convivieran juntos. Pero el rearme del Ejército de Liberación de Kósovo (un grupo armado independiente de tendencia marxista-leninista que simpatiza con la población albano kosovar) y la presión de la Liga democrática recrudecen el conflicto. Los ataques del ELK y las respuestas serbias continuaron y tuvieron su punto culminante con el ataque conjunto de la policía serbia y el ejército yugoslavo al pueblo de Racak donde murieron 45 albaneses. Lo que desemboca en el conflicto abierto entre el Ejército de Liberación y Serbia que atraerá la atención de OTAN y EEUU. Las consecuencias de la Guerra todavía se debaten hoy en día y se manejan cifras de unos 850000 desplazados y entre 4500 y 10000 las bajas producidas por el conflicto.
Imágenes| W.Commons
Bibliografía| Villani, P., La edad contemporánea, 1914-1945, Ariel, Barcelona, 1997. VV.AA, Historia universal del siglo XX: de la Primera Guerra Mundial al ataque de las Torres Gemelas, Síntesis, Madrid, 2001.