Junto al evidente desarrollo económico, a partir de principios del siglo XIX, se va a fraguar un sentimiento nacional e integracionista de los estados alemanes, con el apoyo de los intelectuales. Este movimiento desembocará en el denominado “zollverein”, o Unión Aduanera de los estados de Alemania por medio de la cual se suprimían los aranceles entre los miembros de la Confederación Germánica, a excepción de Austria. Que puede considerarse el primer paso hacia la creación del estado alemán.
La cuestión de la unificación será abordada por grupos republicanos de Renania, primera vez en 1848. Se vislumbran tres vía posibles para la unificación alemana:
1) Conseguir la unificación a través de la voluntad popular. Tentativa que fracasó, ya que aunque se ofreció la corona imperial a Federico Guillermo, este la rechazó porque no admitía que su poder tuviera una raíz popular.
2) Se pensó en la creación de una Alemania alrededor de Austria, lo que suponía que Prusia desempeñaría un papel secundario. Este planteamiento implicaba la anexión de todo el Imperio Austriaco con poblaciones germanófobas. Era lo que se denominaba la “Gran Alemania”.
3) La vía de la “Pequeña Alemania” que consistía en excluir por completo el Imerio Austriaco del nuevo proyecto nacional.
Una de la figuras clave en todo el proceso de la unificación alemana será Otto von Bismarck, quién rápidamente entendió la oposición existente entre la Pequeña y la Gran Alemania. Sólo la guerra entre Prusia y Austria desequilibrará la balanza.
“La unidad sólo se conseguirá con la sangre y la espada” Otto von Bismarck.
1862 marcará el inicio de la unificación alemana. Bismarck se hizo con la presidencia y colocó colaboradores directos en el Ministerio de la Guerra (Von Roon) o la Jefatura del Estado Mayor (Von Moltke). Juntos creará la mejor máquina de guerra del momento: el ejército prusiano. Tres procesos bélicos marcarán el proceso de unificación: la cuestión de los ducados, la guerra austro-prusiana y la guerra franco prusiana.
Tras el Congreso de Viena, 1814, los ducados de Holstein, Schleswig y Laueaburgo de población mayoritaria alemana pasarían a ser administrado por Dinamarca. Pero cuando el monarca danés fallece, estos ducados anhelan la adhesión a territorio alemán. El conflicto llevará a la firma del Tratado de Gastein, por el cuál Dinamarca, Austria y Prusia establecen que Holstein quedaría bajo dominio austriaco, mientras que Schleswig y Laueaburgo pasarían a ser gestionados por los prusianos. Esto será el germen de un conflicto mayor entre Austria y Prusia. El movimiento unificador estaba cobrando fuerza y las tensiones entre ambos países iban en aumento. Esto hechos no parecían preocupar a Bismarck, que contaba con el apoyo de un gran ejército y el incipiente poderío económico que le permitiría hacer frente a cualquier acción bélica.
Las maniobras del canciller alemán en cuestión de relaciones internacionales acabarán por inquietar a Austria. En 1865 las promesas de Bismarck se habían granjeado la ‘amistad’ del zar ruso y de Napoleón III. En el sur Italia se manifestaba como un aliado en contra de la opresión austriaca y la ocupación del Venetto. El conflicto será inminente y se saldará con victoria prusiana en 1866 (Paz de Praga) y la exclusión de Austria del proyecto alemán.
Un año más tarde la Confederación Alemana del Norte estaría compuesta por 23 estados y una asamblea presidida por el rey. El partid nacional-liberal presidido por Bismarck iniciará contactos con estados alemanes que no integran la confederación como Baviera, Waden o Wuttemberg.
El pretexto de de la sucesión al trono español brindará en bandeja el conflicto que culminará el proceso unificador. El progreso económico y militar de Prusia había despertado los recelos de Francia. Tras “La Gloriosa” de 1868 en España, las Cortes optan por una solución monárquica que desembocará en la guerra franco-prusiana. Prusia apoya la candidatura Leopoldo Hohenzollern al trono español, pero Napoleón III se opone rotundamente a que ningún príncipe alemán opte a la corona en España. Y en 1870 estallará la guerra entre ambas potencias. Un año más tarde Francia se verá obligada a entregar 5000 millones de francos junto a Alsacia y Lorena a Prusia y a soportar un ejército de ocupación en el Norte de África. Como resultado de la derrota Napoleón III será derrocado y se instalará la III República Francesa.
La victoria prusiana supone la consolidación de la unificación alemana y el nacimiento del nuevo Imperio Alemán, con una monarquía constitucional bajo el mando del emperador Guillermo I.
Fuentes| Greenville, J.H.S., La Europa remodelada, 1848-1878. Siglo XXI, Madrid, 1971. VV.AA,El mundo contemporáneo: historia y problemas, Crítica.