Investigadores del Museo Drents en los Países Bajos hicieron un descubrimiento sorprendente cuando al escáner una antigua estatua antigua encontraron un cuerpo momificado de casi 1.000 años de antigüedad en su interior. Sentado en la posición de loto, la momia se ajusta a la perfección dentro de la estatua.
«El exterior, se ve como una gran estatua de Buda«, declaró el responsable del museo en un comunicado. «La investigación ha demostrado que el interior de la escultura contiene la momia de un monje budista que vivió alrededor del año 1100.»
La talla fundida en oro se cree que contiene el esqueleto humano del maestro budista Liuquan, miembro de la Escuela de Meditación china. Para poder investigar más en profundidad la momia, los investigadores trasladaron la estatua al Meander Medical Center en Amersfoort. Donde se le realizaron una endoscopia y tomografía computarizada adicionales. Los resultados desvelaron que los órganos internos del maestro Liuquan habían sido retirados.
«El cuerpo momificado escondido dentro de la estatua budista está envuelto en un rollo de tela, que contiene escrito en tinta china caracteres mencionando el nombre del venerable monje: Liuquan«, añadió experto en budismo Erik Bruijn. Según Bruijn, el nombre significa «seis perfecciones. Hace referencia a las virtudes perfeccionadas por un ser que busca la budeidad a través de la práctica sistemática de las seis virtudes perfectas, pero renuncia a la entrada completa en el nirvana hasta que la alcancen todos los seres«, dijo Bruijn.
Según los expertos, el ritual podría tratarse de un intento de convertir al maestro budista en un Buda viviente. Un ejercicio que se practicaba principalmente en Japón, la auto-momificación era un proceso agotador que requería seguir una estricta dieta de 1,000 días a base de frutos secos y semillas con el fin de despojar el cuerpo de la grasa. A continuación, una dieta de cortezas y raíces por otros 1.000 días. Al final de este período, el monje comenzaba a beber un té venenoso hecho de la savia del árbol del barniz japonés, que se utiliza normalmente para cuencos y platos de laca. El té debía causar vómitos continuados, así como una rápida pérdida de fluidos corporales, posiblemente hacía que cuerpo humano fuese demasiado tóxicos para ser atacado por bacterias e insectos. Convertido en un esqueleto viviente, el monje era colocado en una tumba de piedra apenas más grande que su cuerpo, equipado con un tubo de aire y una campana. Siempre en la posición de loto, el monje hacía sonar la campana cada día para que los que están fuera supieran si aún estaba vivo o no. Cuando la campana dejaba de sonar, el monje era dado por muerto, se retiraba el tubo de aire y la tumba era sellada. 1.000 días, después, la tumba se abría para comprobar que el cuerpo del monje había sido momificado con éxito.
Sabías que… de los cientos de monjes que intentaron este terrible proceso, sólo existe constancia de que lo lograsen unas pocas docenas. Estos auto-momificados “Buda viviente” eran venerados en los templos como un Buda.
Los investigadores no están seguros de cuándo o cómo fueron extraídos los órganos de este monje. La estatua de Buda se encuentra actualmente en exhibición en el Museo Nacional de Historia Natural en Budapest. Dónde permanecerá hasta mayo.
Fuentes| DiscoveryNews, BlogAboutHistory