Los por qué de la Historia: Las protestas sociales

Manolín y sus por qués. Ilustración: Pilar Cortés
Manolín y sus por qués. Ilustración: Pilar Cortés

Ayer al salir del cole, nos fuimos a casa, me comí mi bocata de chocolate y fue cuando mi padre me dijo que nos íbamos a protestar. Últimamente no sé qué pasa, pero mi padre se queja un montón. Mientras íbamos camino de casa no paraba de suspirar y preguntar por mi futuro. Ya os digo, el mundo está loco loco, y mi padre todavía más.

Aun no me había acabado mi bocata cuando mi padre me dijo que nos íbamos, que daba igual que tuviera deberes, que ya los haría en otro momento porque ese era el día de protestar.  Entonces yo le pregunté:

–          “Papá ¿qué pasa hoy? ¿por qué hay que protestar? ¿y dónde?”- Mi padre y también mi madre andaban locos como si les hubiera dado la peor noticia de su vida.

Pero antes de que me contestara, mi padre estaba hablando por teléfono con Pablo, el padre de mi amiga Paula. Me parecía todo muy raro porque no paraba de decir: “Sí, sí, esto hay que pararlo porque ya está bien. Ya está bien ¿pero qué futuro lees vamos a dejar a nuestros hijos? Anda, ya! Venga os esperamos en la Plaza España, al lado del McDonalds.” Cuando colgó el teléfono, me cogió de la mano y los tres nos fuimos a ver a Paula y a sus padres.

-“Papá, pero qué pasa? ¿Dónde vamos a protestar?”- Volví a preguntar con la esperanza que me contestara y saber por qué y para qué íbamos a protestar.

Ese día nada tenía que ver con los demás… Mi padre no me contestaba, sólo hablaba con mi  madre y los dos estaban muy enfadados con el mundo. Veinte minutos más tarde, llegamos y allí estaba mi amiga Paula con sus padres.

-“Paula, ¿tú sabes qué pasa? Mi padre me ha dicho que vamos a protestar y le pregunto por qué pero se ha vuelto sordo y no me dice nada. ¿Tú sabes algo?”- le pregunté a Paula, que era de las listas de la clase.

-“No, sólo sé qué están enfadados. Yo también he preguntado pero no me han explicado nada. Espera, a ver si ahora que estamos los dos, nos hacen caso. Vamos a preguntarles. Papá, ¿qué pasa hoy?”- preguntó Paula.

-“Ay, estos chicos que ganas tienen de saber”- Empezó a hablar Pablo. –“¿Cómo le explicamos todo esto a los chicos? Es que quién me iba a decir a mí que a estas alturas le tendría que explicar a nuestros hijos que el movimiento obrero no ha servido para nada y que aquí estamos para devolverles los derechos que nos han quitado después de la lucha de nuestros padres…y que además ellos van a vivir peor que sus abuelos… Es que vamos! A ver chicos, hoy vamos a protestar porque las cosas no van bien y los políticos no hacen bien sus deberes. La única forma que nos queda a los ciudadanos es salir a la calle para protestar y decirles que no estamos de acuerdo con su forma de hacer las cosas.”- Sentenció Pablo.

Ilustración: Pilar Cortés
Ilustración: Pilar Cortés

Casi me daba miedo preguntar más, estaban realmente enfadados con esos señores. Nos encaminábamos hacia La Gran Vía. Había mucha gente, y todos hablaban como enfados y gritando algo así como “no hay pan para los chorizos” y más cosas que no entendía, pero que mi padre me animaba a repetir y cantar. Yo obediente repetía. Lo único que puedo decir es que una de las palabras que más se decían era crisis y políticos. No sé muy bien si la crisis era de los políticos o el qué, sólo sé que todos lo decían con mucha rabia y enfado.

Estuvimos unas cuantas horas caminando a paso muy lento. Luego alguien por micrófono volvió a decir cosas sobre la famosa crisis y los políticos. No entendí bien, la verdad. Después de esto, nos fuimos a un bar a comer un bocata como cena. Allí, algo más tranquilos, volví a preguntar: -“Papá, ¿pero qué pasa hoy? ¿Por qué hemos protestado?”-

Mi padre me miró y me dijo: -“Manolín, este mundo está loco y los políticos no hacen sus deberes. ¿Te acuerdas que el otro día fuimos al Ayuntamiento a cumplir mis deberes, como te conté? Pues ves, nosotros hacemos los deberes pero los políticos no. Y es por eso que protestamos. Aunque esto, hijo mío, es la única herramienta que nos queda al pueblo para decir que no nos gusta como están haciendo las cosas.”-

Paula. Ilustración: Pilar Cortés
Paula. Ilustración: Pilar Cortés

–         “Sí, vale pero cuando hago yo mal algo, vosotros me castigáis. ¿Quién castiga a los políticos si hacen mal las cosas?”- volví a preguntar. Alguien tenía que ser el culpable. Mi pregunta debía de tener mucha gracia porque todos, mis padres y los de Paula se rieron un montón”-

–         “Ay, Manolín ¿te acuerdas que hace ya un par de meses cuando te expliqué lo de los tres poderes te dije que en teoría eran independientes?”- Me preguntaba mi padre mientras hacía como un signo de comillas cuando decía lo de en teoría.

–         “Sí, me acuerdo.”- Dije mientras afirmaba con la cabeza.

–         “Pues a esto me refería, una cosa es la ley y otra bien distinta la realidad. Los bancos y los gobiernos van a sacar más interés, más dinero de los pobres de abajo; de nosotros. Y por eso protestamos, para que nos oigan de una vez.”-

Stop Deshaucios. Ilustración: Pilar Cortés
Stop Deshaucios. Ilustración: Pilar Cortés

Se armó gorda, porque cuando mi padre y Pablo se arrancaban a contarnos la historia, decidieron que nos fuéramos a casa porque según decía, la cosa se estaba poniendo mal. Cuando salimos del bar, justo en frente había muchos con unas camisetas rojas que ponían “Stop” y algo más, pero no me acuerdo de qué era.

-“Papá, ¿estos también protestan?”-quise saber.

-“Sí, chicos, estos también protestan. ¿Sabéis por qué?”- Nosotros negamos con la cabeza- “Pues porque muchas familias se han quedado sin casa por culpa de los bancos.”- sentenció mi padre.

-“¿Por qué por culpa de los bancos?”-

-“Pues, a ver… porque los bancos les dijeron que sus casas valían 5 euros, por poner un ejemplo para que lo entendáis, y las casas valen 4. Que les han mentido, vamos”- Respondió Pablo.

-“Vale, pero papá ¿no me dijiste que uno de nuestros derechos era tener una casa? Entonces no entiendo nada.”- Esa era la verdad, no entendía nada.

Nos despedimos de Paula y sus padres y nos fuimos andando a casa. Entonces aproveché para preguntarle a mi padre, pero él me dijo que estaba cansado y que otro día hablaríamos más. Así que yo obediente no pregunté más en todo el camino, aunque ellos estuvieron hablando de la famosa crisis y de los políticos durante todo el camino.

En colaboración con iHistoriArte| Pilar Cortes

Texto e Ilustraciones| Pilar Cortés

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