«Confiar en un desconocido es similar a tener fe en alguna divinidad. Y yo no creo en nada ni en nadie, ni siquiera en mí mismo. Porque todo es espontáneamente inestable en función de cómo sople el viento. Lo que me devuelve a la desconfianza absoluta.»
Equinoccio es la historia de dos personajes que no encajan, y que verán sus caminos entrelazados a raíz del suicidio de un estudiante. De un lado tenemos a Anastasio Rojo, un detective en horas bajas que no es capaz de retomar las riendas de su vida. Su hija Sonia ha sido asesinada y ni él ni la policía han sido capaces de dar con el responsable, lo que le supone una doble frustración como padre y como profesional haciéndole cuestionarse constantemente sus decisiones.
De otro tenemos a Eduardo Yuste, un opositor que quiere llegar a ser juez para cumplir las expectativas de su padre muerto, pero que constantemente se pregunta qué habrá fuera de las cuatro paredes en las que está sumido, si merecerá la pena traspasar la barrera de los libros y encontrarse con lo que la realidad le ofrece. Una realidad que se le presenta como atrayente a través de un grupo de amigos con una filosofía de vida diferente a cuanto está acostumbrado.
En la trama, la frontera entre la fe católica y la doctrina epicúrea del satanismo están difuminadas, ninguna teoría llevada al extremo es tan válida como para dictar sentencia. Factores como la lucha interna entre los protagonistas marcan el ritmo del argumento, ya que Rojo debe enfrentarse a sus miedos para volver a trabajar, dejando a un lado la terapia, la medicación y el alcohol para poder ver con perspectiva el caso que tiene encima, y que ha aceptado por pura empatía hacia ese padre destrozado que acude a él como única salida. Asimismo, Yuste se atreve a salir de su zona de confort dándole una oportunidad a sus nuevas amistades, intentando compatibilizarlas con las horas de estudio sin comprender muy bien el motivo por el cual se siente tan atraído hacia ellas hasta el punto de ser capaz de desviarse de su único objetivo.
La novela discurre en tramas paralelas que van cobrando sentido a medida que avanzan los conflictos. No hay que dejar de lado a dos personajes fundamentales que servirán de conciencia a Eduardo: Charly y Verónica. Mientras que Charly es una mujer ambiciosa, que quiere atraparle a toda costa incluso por encima de su propia destrucción y utiliza sus mejores armas aprovechándose de las carencias de Eduardo, Verónica tiene un mayor sentido de la ética y es una víctima más del sistema.
Equinoccio es un trepidante thriller que atrapa al lector desde inicio, presentando una realidad gráfica y transparente sobre la filosofía de ciertos colectivos satánicos y su influencia en un escenario cercano insertado en la España contemporánea.
Jimena Tierra (Madrid, 1979) es licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid con postgrado en Derecho Fiscal expedido por la Cámara de Comercio e Industria.
Ha trabajado en entidades financieras como BBK, BBVA o Caja Madrid (Bankia). En la actualidad forma parte de la plantilla del departamento contencioso como tramitadora judicial en una aseguradora privada internacional.
Ha realizado diferentes cursos de escritura creativa especializándose en género negro en centros como Escuela de Escritores, talleres Fuentetaja o la UIMP, de la mano de profesores de prestigio como Alberto Olmos (Premio Arte Joven de la Comunidad de Madrid en 2006 y finalista del Premio Herralde en 1998), Philip Kerr (Premio Internacional de Novela Negra RBA en 2009), Gloria Fernández Fuertes (Premio Ciudad de Getafe) o Ignacio Ayerbe (autor de Atocha, 17:15) .
Ha colaborado en prensa local con diversos artículos de opinión y publicado varios relatos cortos en revistas narrativas. Asimismo, ha dirigido algunos espacios socioculturales en Internet y es autora de la novela de misterio Equinoccio.
Puedes seguirla en el blog literario El invierno de las letras, y colabora en la redacción de artículos culturales en iHistoriarte.