Aunque las reformas de Solón había permitido superar la crisis social, no había solucionado los problemas económicos del pequeño y mediano propietario. Las facciones de la nobleza se reagruparon por zonas. En este ambiente se presentará la oportunidad perfecta para que la familia de los filaidas, instaure la tiranía de Pisistrato en Atenas en torno al año 545 a.C.
La tiranía de Pisistrato en Atenas
Accedió al poder a través de un golpe de estado, perpetuando la tiranía durante treinta y cinco años. En los cuales se pulverizará el poder eupátrida y se asesinará o exiliará a todo aquel que se le opusiera.
Pisistrato solucionó la stasis del pequeño y mediano propietario a través de la expropiación y reparto de las tierras de sus opositores. Promovió una serie de préstamos blandos entre los agricultores, con el fin de que dichos fondos fueran destinados al cultivo de la vid y el olivo. Y se embarcó en grandes obras públicas en Atenas y el Ática, con la creación de acueductos, redes viarias, cloacas, canales…
Durante la tiranía de los pisitrátidas, Atenas, se convirtió en la potencia más importante de toda la Hélade.
Pisistrato impulsará definitivamente la acuñación de moneda y la extracción de oro de las minas. Se aplicó el sistema monetario propuesto por Solón, acuñando las primeras ‘lechuzas atenienses’. Los primeros dracmas atenienses llevaron impresa la figura de Palas Atenea. (1 dracma = 6 óbolos = +/-5 gr.).
Junto a estas medidas, los tiranos impulsaron también la artesanía ateniense. Favorecida por el desarrollo comercial que ofrecían las nuevas redes viarias.
Pisistrato inició la construcción de una poderosa flota naval, anticipándose a los cambios que se estaban produciendo en toda Grecia.
Estas medidas económicas combinadas con la explotación de las minas de mármol y las nuevas producciones agrícolas, atrajeron a Atenas gentes de toda Grecia. Atenas sufrirá el influjo de la filosofía jonia y el espíritu oriental.
Los pisistrátidas renovarán los cultos religiosos de la polis.
El Ática estaba dividida en cuatro tribus, cada una de ellas con sus propios cultos.
Los tiranos promovieron las fiestas religiosas de toda el Ática, como las fiestas Panatenaicas o las Dionisíacas y se construyó un templo en honor a Atenea en la Acrópolis de Atenas.
Casi todo el mundo griego estaba gobernado por tiranos, por lo que Pisistrato mantendrá unas intensas relaciones con otros coetáneos.
Se iniciarán rivalidades con otras ciudades
Esparta, que ostentaba la capitanía de la Liga del Peloponeso, estaba en contra de la tiranía ateniense.
También se provocará un conflicto con la vecina Boecia y su capital Tebas.
Pisistrato inició la conquista de Sigeo, con la intención de asegurarse una puerta de acceso al enorme granero del Mar Negro. Impondrá las denominadas kleruquías, asentamientos militares obligatorios, de población ateniense en Sigeo, Simcros y Lemnos. Una práctica que se popularizará durante las Guerras del Peloponeso, granjeándose el odio de los griegos.
La sublevación de Clístenes y los alcmeónidas
El hijo de Pisistrato, Hipias, endurecerá en exceso su política ganándose el descontento de la población ateniense. Lo que provocó la sublevación capitaneada por los alcmeónidas en el 510 a.C.
La enorme fortuna de Hipias le permitió sustentar un ejército personal nutrido con tropas macedonias y tesalias, lo que dificultaba las acciones de sus opositores.
Clístenes, quien encabezará la revuelta, pedirá ayuda al rey espartano Cleomenes.
La ocupación del Ática por parte del ejército espartano, enemigo de la tiranía, obligó a Hipias a exiliarse a Sigeo, que por estas fechas se encontraba bajo influencia persa. Poniendo fin así a la tiranía de Pisistrato y sus descendientes.
Pero esto solo llevó al recrudecimiento de las luchas aristocráticas por el poder en Atenas.
Iságoras fue nombrado arconte en el 508 a.C., pretendía exiliar a setecientas familias, decretar la eliminación del areópago y conceder el poder solo a trescientos ciudadanos atenienses. Todo ello con el apoyo de Cleomenes que pretendía incorporar a la potente Atenas en la Liga del Peloponeso.
Por contra Clistenes tenía el apoyo del demos, representaba la democracia. Una idea revolucionaria en los albores del clasicismo.
La guerra civil entre Clistenes e Iságoras se saldará con el triunfo democrático del alcmeónida.
Autor | Dave Meler
Imágenes | W. Commons
Ver también | Las reformas de Solón. Atenas, cuna de la democracia (1)
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