“Ahí está su jefe, ahí está su ejército; ahí están los impuestos, las minas y los otros castigos de los esclavos; sufrirlos para siempre, o vengaros enseguida: este campo de batalla lo decidirá. Por tanto, en el momento de caminar al combate, pensad en vuestros antepasados, pensad en vuestros descendientes”
Discurso de Calgaco
Con estas palabras alentaba el líder caledonio a sus tropas para luchar, en la batalla definitiva, por la independencia del territorio escocés del yugo romano. Según los escritos del autor romano Tácito, aquél día, veinte mil romanos se enfrentaron a treinta mil caledonios. Tácito cuenta que la matanza tan sólo concluyó entrada la noche, con los romanos cansados de matar y el campo cubierto de cadáveres y de sangre caledonia. Se estima que unos 10.000 caledonios murieron en el combate, por únicamente 360 soldados romanos.
El arqueólogo Mike Haseler cree tener pruebas de que la batalla entre romanos y los caledonios escoceses de Mons Graupius tuvo lugar en Moray. A pesar de los esfuerzos llevados a cabo por numerosas investigaciones nunca se ha podido establecer con seguridad el lugar donde romanos y tribus caledonias se enfrentaron por la independencia del territorio escocés. Ahora, Haseler cree haber encontrado el lugar cerca de Elgin, en Quarrelwood Hill.
El arqueólogo ha contrastado sus hallazgos con los relatos históricos del contemporáneo escritor romano Tácito. Para Haseler la clave de la investigación ha sido la reconstrucción de un antiguo mapa que ayudó a identificar el origen de la tribu caledonia. Hasta ahora entre los lugares que se barajaba para el desarrollo de la mítica batalla se encontraban Perthshire, al norte del río Dee, y Kincardineshire.
La primera consecuencia de la batalla y de toda la campaña del año 84 en la zona sería la incorporación de la actual Escocia al Imperio romano. Así, las tropas imperiales avanzaron hacia el norte de la isla hasta posiciones como la del fuerte de Cawdor. Pero un desafortunado cambio de política propiciado por el emperador Domiciano y la inoportuna retirada de parte de las legiones desplegadas en el norte de Britania debilitaron las posibilidades romanas en Caledonia. Lo que llevó al progresivo abandono de las posiciones conquistadas en tierras escocesas. Posteriormente para defender la provincia romana de Britania de las incursiones pictas se levantaría el Muro de Adriano (en el año 122/132). Y aunque bajo el mandato del emperador Antonino se llegó a levantar un nuevo muro más al norte no tardaría mucho en ser abandonado. Retrocediendo la frontera del Imperio hasta el muro anterior.
Finalmente a pesar del los intentos del emperador Septimio Severo, que marchó para acabar con las tribus pictas y pasó tres años en campaña (208-211) sin obtener ningún éxito de importancia y con un alto coste para las arcas del Imperio, la frontera se situó definitivamente en el Muro de Adriano hasta su abandono definitivo a finales del siglo IV.
Fuente| 35webs
En colaboración con iHistoriArte| Redacción
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