Hoy Recomendamos… un breve paseo por la interesante vida artística de Dennis Hopper.
Hace unos días asistí a una exposición fotográfica, que permanecerá hasta el 29 de septiembre en el Museo Picasso Málaga, por la que sentía especial curiosidad debido al autor de la misma: Dennis Hopper (1936-2010).
Seguidor de sus éxitos (y sus fracasos) cinematográficos -siempre sentí una especial debilidad por este actor capaz de realizar grandísimos papeles como el interpretado, por poner solo un ejemplo, en la película Hoosiers (1986) o realizar films de leyenda como Easy Rider (1969)- me acerqué a la exposición desconociendo por completo sus otras facetas artísticas.
Actor, director, fotógrafo, artista y coleccionista de arte, la formación artística de Dennis Hopper (nacido en Dodge City, Kansas) comienza, tras mudarse su familia a Kansas City (Missouri), a los nueve años en la Nelson Art Gallery, donde recibe clases de arte y se imparten también clases de interpretación, ofreciendo a Hopper su primera oportunidad de observar y dibujar a actores en vivo.
En 1949, la familia se muda a San Diego (California), debido al asma que sufre su hermano David, y empieza a interesarse, inmediatamente, por el mundo del cine.
Con apenas veinte años cumplidos ya participa en dos películas de gran éxito mediático: Al este del edén (1955) y Gigante (1956). En estos rodajes conoce a James Dean, quien le aconseja que use la fotografía (a la que ya era aficionado) como práctica previa para la composición de encuadres cinematográficos.
En 1961, Hopper participa en un concurso de fotografía internacional en Australia con un conjunto de cinco fotos abstractas (Pieces), ganando el primer premio.
En los años sesenta, Hopper lleva su cámara fotográfica, regalo de su esposa, a todas partes, siendo capaz de captar la contracultura americana, tan fundamental para el arte contemporáneo. Ídolos del cine, como Jane Fonda o Paul Newman; músicos, como Ike y Tina Turner; artistas, como Marcel Duchamp o David Hockney; líderes políticos como Martin Luther King y desconocidos aparecen en unas instantáneas que documentan la efervescencia cultural y revolucionaria de un triángulo geográfico situado entre Los Ángeles, Londres y Nueva York. Es en esta última ciudad, donde Hopper acude a estudiar el método con Lee Strasberg, y entra en contacto con Andy Warhol y su círculo. Su cámara retrata el artístico ambiente de la Factory, en contraste con el mundo cotidiano de los barrios neoyorkinos.
Hopper realiza su primera exposición individual en la David Stuart Gallery de Los Ángeles en enero de 1964.
Tras dirigir y protagonizar Easy Rider en 1969, película que se convierte inmediatamente en éxito y en obra de culto, marcando, de algún modo, la conclusión estética de la primera época de Hopper como fotógrafo, se sumerge en una etapa autodestructiva marcada por las adicciones y el rechazo de la industria cinematográfica, que se materializa tras su segunda película como director, The last movie (1971).
Sale de esta etapa en 1985 y retoma nuevamente su carrera, brillando en títulos como Blue Velvet (1986) o Hoosiers (1986), trabajo este último por el que fue nominado al óscar. Hasta su muerte en mayo de 2010, continuó con la actuación, la fotografía, la pintura y con su afición por el coleccionismo de arte.
Dennis Hopper. En el camino, exposición comisariada por José Lebrero Stals, director artístico del Museo Picasso Málaga, muestra una selección de 141 fotografías en blanco y negro, la mayoría tomadas entre 1961 y 1967, seleccionadas entre más de 8.000 negativos de los archivos del artista. Se pueden observar también en la exposición siete pinturas y esculturas de Hopper, que en este campo se movió entre el expresionismo abstracto y el pop art, y nueve creaciones de artistas que formaron parte de su círculo más íntimo, como Rauschenberg, Ruscha, Lichtenstein, Oldenburg, Warhol y Wesselmann. También se exponen dos vallas publicitarias realizadas por él.
La exposición incluye además una selección de extractos de sus películas, realizada por la Cinémathèque Française, así como la proyección de tres pruebas cinematográficas que le hizo Warhol en 1964. También exhibe un conjunto de carteles de películas en las que Hopper participó y material documental que contribuye a poner en contexto las obras expuestas y la atmósfera cultural de la época.
Por último, Dennis Hopper. En el camino propone al visitante una particular banda sonora de la exposición, con temas de James Brown, Grateful Dead o Neil Young, entre otros.
Al salir de la exposición comprendí un poco mejor la figura del señor Hopper y su frase: “Yo estaba convencido de que la interpretación, la pintura, la música, la escritura, eran (todas ellas) partes del ser artista. Nunca las vi como algo separado”. Si pasáis por Málaga este verano dejadle un hueco a esta exposición entre tanta playa y “pescaito frito”: no os arrepentiréis.
Fuentes| MuseoPicassoMálaga.org, DennisHopper.com y ABC.es
En colaboración con iHA| Jesús Montes.
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