Recientes descubrimientos demuestran que los pueblos nórdicos comerciaron más al este de lo que se presuponía. Según los estudios de Marianne Vedeler, profesora asociada en el Museo de Historia Cultural de la Universidad de Oslo, Noruega, podemos cambiar la percepción de la industria de la seda en el ámbito vikingo. Tras cuatro años de investigaciones asegura que el comercio de la seda era mucho más amplio de lo que hasta ahora habíamos asumido.
Los pueblos vikingos de Noruega mantuvieron relaciones comerciales con Persia y el Imperio Bizantino. Esta red comercial llevó la seda a los países nórdicos. Ya en el barco de Oseberg, descubierto hace casi un siglo, se encontraron cien pequeños fragmentos de seda. Es el descubrimiento de seda vikinga más antiguo de Noruega. Inicialmente se creyó que se trataba de parte de un botín de los saqueos de poblaciones, iglesias o monasterios en Inglaterra e Irlanda. Sin embargo en posteriores excavaciones en los países nórdicos se han ido descubriendo nuevos fragmentos de seda, el último en Ness, en el municipio Hamarøy, condado de Nordland. Pero se ha constatado la presencia de seda vikinga en los yacimientos de Gokstad en el condado de Vestfold, Sandanger en el distrito de Sunnmøre y Nedre Haugen en el condado de Østfold. Aunque el hallazgo con mayor número de enterramientos cuyos ajuares contienen seda de época vikinga han sido el yacimiento de Birka en la región de Uppland, a pocos kilómetros al oeste de Estocolmo.
«A pesar de que en Birka se han descubierto el mayor número de enterramientos que contienen la seda, no hay otro lugar en los que se haya encontrado tanta y tan variada cantidad de seda, en un sólo lugar, como en Oseberg«, afirmó Marianne Vedeler.
La seda de Oseberg procede de quince textiles diferentes, con multitud de bordados y bandas de lana tejida. Muchas de las piezas de seda habían sido cortadas en tiras finas y se utilizaron para complementar prendas de vestir. Pero también se encontraron prendas de manufactura local elaboradas a partir de hilo de seda importado. Marianne Vedeler ha recopilado información sobre la seda y el comercio de los países nórdicos. También ha estudiado los manuscritos sobre la producción de seda y el comercio a lo largo de los ríos de Rusia, así como en Bizancio y Persia. Y tras cuatro años de investigaciones cree que es “más lógico suponer que la mayoría de la seda se compró en el Este, en lugar de ser saqueados de las islas británicas.»
Vedeler cree que la seda vikinga fue importada de dos áreas principales: Bizancio, es decir, en los alrededores de Constantinopla o Miklagard, nombre con el que era conocida por los pueblos vikingos Estambul; la otra zona sería Persia. Seguramente importada a través de los ríos de Rusia, el Volga y el Dnepr.
Las afirmaciones de la profesora Vedeler se basan en que grandes cantidades de la seda de Oseberg tienen patrones decorativos característicos del Imperio Persa. Esta seda fue tejida usando una técnica llamada ‘samitum’, un método de tejido oriental muy sofisticado. Muchos de estos motivos se pueden vincular a los motivos religiosos de Asia Central. Otro patrón representa una ‘Shahrokh’, un ave que tiene un significado muy específico en la mitología persa. En el mito persa, el pájaro ‘Shahrokh’ es el mensajero que trae la bendición de un príncipe elegido. El motivo ganó gran popularidad en el arte persa.
«Varios acuerdos comerciales conservados muestran que los comerciantes del norte tenían privilegios comerciales especiales en Bizancio.»
Parte de la seda que se encuentra en Noruega pudo haber procedido de regalos o botín de guerra, pero las fuentes arqueológicas así como las fuentes escritas parecen demostrar que la seda se comercializa en los países nórdicos. Vedeler llega incluso más lejos y cree poder afirmar que algunas muestras podrían incluso proceder de más al este, tal vez China. Según unos motivos muy exclusivos a base de unas tiras de oro batido envuelto en hilos de seda que fueron encontrados en Gokstad.
Actualmente la profesora pretende hacer uso de un nuevo método que se está desarrollando en la Universidad de Copenhague y que será capaz de revelar el origen geográfico de las muestras.
En colaboración con iHistoriArte| Redacción
Fuentes| PastHorizon, LiveScience
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