Arqueólogos en Petén Crédito: National Geographic |
La ciudad escondida de Petén, enterrada bajo la maleza de la selva guatemalteca, esconde grandes secretos. Entre ellos el calendario maya más antiguo que se conoce hasta ahora. Se calcula que antecede a los famosos códices mayas, en papel de corteza, en varios siglos. Las pinturas se han encontrado en las paredes de lo que parece ser la vivienda de un escriba. El hallazgo ha dejado boquiabiertos a los arqueólogos del yacimiento. Las paredes de la vivienda se encuentran repletas de representaciones hasta ahora desconocidas: como las tres misteriosas figuras masculinas que aparecen pintadas de negro, con taparrabos blancos, medallones alrededor de sus cuellos y tocados con una pluma, algo que supone una novedad. Además de centenares de números garabateados, que representan cálculos de ciclos astrológicos: el ceremonial de 260 días, el solar de 365 días, el de 584 días del planeta Venus y el de 780 días de Marte.
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Tres muros pintados, cada uno con su propia historia, prácticamente intactos. En ellos se observa: pequeños glifos rojos y negros por toda la pared, barras y puntos que representan columnas de números… “No es un templo ni un monumento. Por primera vez, teníamos ante nuestros ojos los registros reales en poder de un escribano”, declaró William Saturno, profesor de arqueología en la Universidad de Boston. “Es como ver un episodio de la serie de televisión ‘Big Bang Theory‘, utilizaban las paredes como un pizarrón para escribir sus problemas matemáticos”, prosigue. El investigador cree que los escribas o astrónomos de la época copiaron los datos de “algún libro que no ha llegado hasta nuestros días”.
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Pero lo que sin duda resulta más atractivo y misterioso son los calendarios y los cálculos que, en vez de en códices han aparecido escritos en las paredes. El muro oriental está dominado por figuras numéricas, incluidas las columnas de números que representan los cálculos de conteo y calendario. Algunos siguen las fases de la Luna, otros intentan reconciliar los períodos lunares con el calendario solar, “una forma de predecir eclipses”, dice Saturno. Incluso algunas notas pintadas en rojo junto a los cálculos parecen correcciones. “Los mayas tenían grandes conocimientos de astronomía”, afirma el arqueólogo. “Los utilizaban para planificar sus eventos en sus vidas, como por ejemplo la coronación del rey o cuándo empezar una guerra con otro pueblo”.
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“Para los mayas todo era cíclico”, dice W. Saturno, en contra de las profecías catastrofistas: “Debemos pensar en el cuentakilómetros de un coche, cuando se pone otra vez a cero, vuelve a empezar”. Pese a estos razonamientos, el científico está convencido de que cuando llegue el 21 de diciembre y no ocurra nada, los catastrofistas “se inventarán una nueva fecha”.