Existen una serie de rasgos comunes a todas las revoluciones burguesas producidas en el período de la historia contemporánea que van a conducir a la abolición de los derechos feudales y por lo tanto al fin del denominado Antiguo Régimen:
-El paso de monarquías absolutas a monarquías constitucionales.
-Cambio en el origen del poder, ya no provendrá de Dios sino del pueblo.
-El paso de una sociedad estamental a una sociedad de clases con “igualdad jurídica” y grandes desigualdades económicas.
-Desarrollo de sociedades capitalistas, producido por la transición de las relaciones feudales a relaciones capitalistas.
-Se produce un cambio de mentalidad en la sociedad con el desarrollo de actividades más individualistas.
El concepto de «revolución»
Hasta 1955 se consideraba que solo existía una revolución modelo por antonomasia: La Revolución Francesa, a partir de la cual se habrían producido todas las demás.
Y por lo tanto la historiografía contemporánea analizaría todas las revoluciones posteriores, en función de la consecución de objetivos, en comparación con ella. Pero a partir de mediados del siglo pasado esta hipótesis se verá fuertemente cuestionada por la historiografía anglosajona.
Autores como PALMER o GODECHOT, condicionados quizás por su contexto contemporáneo, establecieron que existió la llamada “Revolución Atlántica” o “Revolución en cadena”. Según estos autores se trata de un proceso homogéneo de revoluciones y no una única revolución por excelencia.
Esta nueva teoría estableció la existencia de multiplicidad de diferencias entre las diversas revoluciones que marcaron el fin del Antiguo Régimen.
El final del Antiguo Régimen
Para SOBOUL se establecen dos vías que conducen a la revolución burguesa:
-La vía revolucionaria o burguesa-campesina: donde se produce la destrucción del sistema feudal desde abajo. El campesinado aliado de la burguesía arrincona el feudalismo hasta su abolición. Es el caso de Francia. “La alianza entre una burguesía fuerte y un campesinado numeroso permite la revolución, y un crecimiento económico relevante en el mundo agrario, destruyendo así el privilegio aristocrático.”
-La segunda vía recibe diversos nombres: reformista, del pacto, conservadora o vía prusiana. Se da en países como España, Italia, Prusia o Centroeuropa durante el siglo XIX. La destrucción del Antiguo Régimen es producto de una alianza entre la burguesía mercantil y algunos sectores reformistas de la nobleza. Prescindiendo por completo del campesinado. En este caso se produce una redención de los derechos feudales y la abolición del propio sistema feudal desde arriba. En este proceso el campesinado no accederá a la propiedad de la tierra, se mantendrán los sistemas de producción propios del feudalismo y se observan pervivencias del Antiguo Régimen.
Un grupo de historiadores, agrupados en torno a la Universidad de Leipzig, establece cinco grupos de revoluciones sociales que tendrán como resultado el fin del Antiguo Régimen a lo largo de los siglos XVIII y XIX:
-Revolución en el feudalismo y contra el feudalismo, donde se pretende acabar con el Antiguo Régimen y pasar a capitalismo directamente, se daría en países como Francia e Inglaterra.
-Revoluciones en el capitalismo a favor de profundizar en ese mismo capitalismo que serían las revoluciones producidas en Europa en 1830 y 1848.
-Revoluciones en la vía del capitalismo que pretende eliminar las pervivencias feudales, sirva de ejemplo Madoz en España.
-Las Revoluciones burguesas bajo hegemonía proletaria, que se dan en países donde la ruptura con el feudalismo se dará de forma tardía, donde una débil burguesía teme a un campesinado creciente. Como es el caso de Rusia en 1905.
-Revoluciones con predominio del frente exterior: son las denominadas luchas anticoloniales, la descolonización o la “Revolución de Terciopelo” en Checoslovaquia.
Sea como fuere lo cierto es que el largo siglo XIX es un periodo convulso plagado de revoluciones sociales que cambiaron el mundo y las relaciones sociales en el planeta. Un sistema agotado dio paso a nuevos procesos económicos y laborales que impulsaron el desarrollo mundial.
Tal vez, hoy en día, nos encontremos ante una situación similar que precise de la movilización ciudadana para cambiar y mejorar una situación que parece precipitarse en caída libre… Pero eso será algo que se estudie en los libros de texto del futuro.
Autor| Dave Meler
Fuentes| Rudé, G., Europa desde las guerras napoleónicas a las revoluciones de 1848, Cátedra. VV.AA,El mundo contemporáneo: historia y problemas, Crítica.
Imágenes| W. Commons
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