«Y usted que de eso se queja, señor don Periquito, usted, ¿qué lee? -le hubiera podido preguntar-. Todos nos quejamos de que no se lee, y ninguno leemos.» En este país, Mariano José de Larra.
Uno de los pioneros del periodismo moderno y cuya obra literaria está íntimamente ligada a la historia de España es Mariano José de Larra. A pesar de que su trabajo se ha incluido en el capítulo de la literatura moderna dedicado al costumbrismo, puesto que supone una descripción de ambientes o un retrato divertido de tipos populares, los textos de Fígaro (uno de los pseudónimos del autor) van más allá que una simple observación curiosa de la realidad que intenta retratarla: tiene una actitud analítica, reflexiva y crítica, prestando más atención a la situación socio-política que a las costumbres en sí.
De hecho, desde la perspectiva británica, a Larra se le considera como un periodista y sátiro español que atacó la sociedad contemporánea por sus hábitos sociales, gustos literarios e ineptitud política.
¿Qué papel jugó la Historia en Larra?
Mariano José de Larra (1809-1837) no vivió en una época sencilla. Después de la Guerra de la Independencia y con el regreso a España de Fernando VII, la Constitución había sido abolida y se había restaurado el régimen absolutista. España estaba dividida. Conocidos ilustrados como Leandro Fernández de Moratín o Juan Meléndez Valdés, que habían colaborado con el gobierno de José Bonaparte, junto a muchos liberales perseguidos o amenazados por los absolutistas, como Francisco de Goya, se vieron obligados al exilio. Fue el caso de Larra.
En marzo de 1820, tras el pronunciamiento del general Rafael del Riego, Fernando VII jura la Constitución y restablece el régimen constitucional durante el breve período del Trienio Liberal. Tres años que concluyen cuando la expedición militar francesa de los Cien mil hijos de San Luis derrota a los liberales y devuelve al absolutista todos sus poderes retornando a una época restrictiva que no permitiría el regreso de los emigrados hasta la muerte de Fernando VII.
En paralelo a esta odisea política, tres fueron las mujeres que marcaron la vida de Larra. La primera, mucho mayor que él, resultó ser la amante secreta de su padre. La segunda, Baldomera, con quien se casó y tuvo descendencia, fue la creadora del primer caso conocido como fraude piramidal. La tercera, Dolores Armijo, de quien se enamoró perdidamente, estaba casada.
Como consecuencia de su fracaso amoroso y del dolor que sentía por la situación política de España, se pegó un tiro con veintiocho años.
«Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos. ¡Santo cielo! También otro cementerio. ¡Mi corazón no es más que un sepulcro! ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!». El artículo aludido se escribía en noviembre de 1836. Tres meses después, se pegó un tiro en la sien en su madrileña casa de Santa Clara.
Su entierro fue multitudinario. El afamado poeta José Zorrilla (autor de Don Juan Tenorio) leyó una elegía dedicada especialmente a Larra. Posteriormente, con el paso del tiempo, el cadáver de Larra fue llevado al Panteón de Hombres Ilustres que contiene los restos de grandes personajes de toda la historia de España.
Representantes de la generación del ’98 como Azorín, Unamuno y Baroja se vieron identificados con el autor en el sentido de hacer uso de la literatura para poner de manifiesto su preocupación por España.
¿Qué papel jugó Larra en la Historia?
¿Hay algo más actual que criticar el sistema político y socioeconómico español?
«En este país no se puede escribir. En España nada se vende; vegetamos en la ignorancia. En París hubiera vendido diez ediciones.» Mariano José de Larra.
Larra es un autor que escribe en una época en la que conviven los gustos neoclásicos de la Ilustración con la penetración del Romanticismo como manifiesto de una actitud de rebeldía generalizada y que, a pesar de verse claramente influido por ambos factores, no ha pasado de moda, todo lo contrario: toca temas que están constantemente en candelero.
Del pensamiento ilustrado que absorbe en Francia adopta ideas como la difusión de una cultura de carácter fundamentalmente práctico y utilitario, una literatura didáctica que pretende adoctrinar a la par que entretener y una extensión de sapiencia a toda la población apoyándose en la razón y la experiencia como fuentes de conocimiento. Sin embargo, se ve influido por rasgos románticos cuando se refiere a la exaltación del idealismo y manifiesta el sentimiento de no plenitud ante una España que no le corresponde.
En base a estas raíces, examinó los últimos años de Fernando VII en artículos de corte sociopolítica y realizó artículos de crítica literaria donde analizaba con cierta profundidad dramas estrenados en la época e incluso se permitió una novela histórica. Sin embargo, son sus artículos de costumbres los más contemporáneos, aquéllos en los que pasaba revista con ironía y agudo sentido de lo crítico a costumbres y tipos muy diversos, desde el matrimonio precipitado entre los jóvenes (Casarse pronto y mal), el atraso del sistema educativo (La educación de entonces) la lentitud de la administración española (Vuelva usted mañana), o la inveterada costumbre española de sacudirse la responsabilidad propia para echársela al ‘país’.
¿Sabías que sus escritos y críticas le crearon muchos enemigos? En cierta ocasión estando en un bar se enzarzó en una pelea con José María de Carnerero, director de un periódico a quien Larra había criticado. Éste se presentó a las autoridades para denunciar a Larra y consiguió que clausurasen sus artículos en El duende satírico del día.
Fuentes| Textos literarios modernos, Margarita Almela, ed. Ramon Areces.
http://www.britannica.com/EBchecked/topic/330689/Mariano-Jose-de-Larra
http://elbustodepalas.blogspot.com.es/2010/11/curiosidades-que-desconoces-sobre.html
Revista Española, n.º 51, 30 de abril de 1833. Firmado: Fígaro.
En colaboración con iHistoriArte| Jimena Tierra
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