En muchas de las principales culturas antiguas, la belleza no era únicamente una búsqueda de estética personal. Los cánones de belleza en el Antiguo Egipto, por ejemplo, determinaban estilos de vida, posición socioeconómica, relación con las divinidades, etc.
En el Antiguo Egipto, la estructuración de ciertos parámetros estéticos sirvió para contribuir al equilibrio y a las debidas distinciones entre las clases sociales. No en vano la palabra ‘nefer’, que significaba belleza, también abarcaba los conceptos de bueno, perfecto y armónico. Dentro de este contexto, las mujeres (en especial las de clase alta) se esmeraron por lucir hermosas y, a la vez, precisar cuál era su rol en la comunidad egipcia.
La cosmética como distintivo socioeconómico
Las mujeres egipcias fueron muy recursivas en la producción de su propio maquillaje. Las de clase alta se identificaban con los colores intensos y oscuros, por lo que buscaban elementos naturales que les dieran estas pigmentaciones. Comúnmente se empleaba el maquillaje negro hecho principalmente de galena, pero las damas de alcurnia le agregaban matices de rojo rubí.
Era fundamental para las egipcias de buena posición socioeconómica que lucieran unos ojos muy expresivos. Por ello, el maquillaje negro se utilizaba para el delineo o el ensombrecimiento. En cambio, las mujeres de clase baja optaban por grasas de animales y barro del Nilo. Sin embargo, el cosmético más empleado por ambos sectores fue el kohl, hecho a base de galena, sulfuro de plomo, fosgenita y cerusita.
Actualmente hay versiones de kohl libres de plomo que son elegidas por grandes estilistas como Virginia Vierd para las colecciones de Chanel y otras prestigiosas firmas, informa Diana Alcántara, articulista de SuperGuapas.
¿Obsesión por la belleza?
Existen muchos indicios que permitirían pensar que las mujeres estaban obsesionadas con cumplir estrictamente los cánones de belleza en el Antiguo Egipto. Según estudios de Engy al Kilany, especialista en Egiptología de la Universidad de Minia, se precisa que las madres solían nombrar a sus hijas con términos derivados de ‘nefer’ para garantizarles la hermosura. Los casos más emblemáticos son Nefertiti y Nefertari.
Asimismo, las damas con mejor estatus solían invertir sumas cuantiosas para darse baños de rejuvenecimiento en tinas con leche. Cleopatra, por ejemplo, recurría a la leche de burra para este tipo de baños, asumiendo que dicho lácteo suavizaba su piel.
Además, para potenciar su sensualidad, las féminas utilizaban múltiples tintes azules para acentuar las arterias de sus senos. Complementariamente, usaban tintes dorados para teñir sus pezones. No obstante, esta práctica llegó a ser nociva ya que varios de los materiales empleados para estos propósitos eran tóxicos. Investigadores de la Universidad de Cantabria documentaron que este pigmento azul se obtenía de la mezcla de carbonato cálcico, cobre y arena. Al haber una perenne exposición al cobre, se volvió habitual que numerosas egipcias padecieran de inflamaciones epidérmicas, a la vista y los labios, sumado a mareos y sensaciones de náuseas.
Autor | Redacción
Imágenes | W. Commons, Pixabay
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