Hoy recomendamos… un breve paseo por la historia del anamorfismo hasta nuestros días.
La anamorfosis, o anamorfismo, es una deformación reversible de una imagen mediante un procedimiento óptico, o a través de uno matemático, es decir, son dibujos que aparecen deformados y que, para verlos en su forma natural, se precisa observarlos desde una perspectiva adecuada que elimina la deformación. Se utiliza en arte, como efecto perspectivo, para forzar al observador a situarse en un determinado punto de vista desde el cual el elemento visionado cobra una forma proporcionada y clara.
Ya en el Quattrocento, Piero della Francesa (1415-1492), pintor italiano, geómetra, matemático y maestro de la perspectiva y de la geometría euclidiana (temas, estos últimos en los que se centra a partir del año 1470), describe el método de la anamorfosis en sus estudios sobre perspectiva.
El primer ejemplo conocido de una anamorfosis es de esta época. Es una cara de un niño realizada por Leonardo da Vinci (1452-1519) alrededor del año 1485 (a la izquierda del texto se aprecia la imagen anamórfica y la derecha, la misma imagen sin la deformación, vista desde el ángulo correcto).
Un discípulo de Durero, Erhard Schön (1491-1542), se especializó en los Vexierbilden, o cuadros con secreto, que no eran otra cosa que obras que, realizadas mediante esta técnica, ocultaban imágenes dentro de otras. Así, sus obras más conocidas son Vexierbild (Imagen en secreto, 1535) y Was sihst du (Lo que se ve, 1538) en la que, a simple vista, podemos ver una pareja besándose, aunque, observada desde el punto de vista adecuado, se revelará a la pareja manteniendo relaciones sexuales.
Aunque sin duda la anamorfosis más conocida de esta época es la realizada en 1533 por Hans Holbein el Joven (1497?-1543) en el cuadro Los embajadores. En esta obra puede observarse, en primer plano, una extraña figura que intrigó durante años a los analistas del cuadro, sabiéndose hoy que se trata de un cráneo deformado por un anamorfismo. Para corregir el efecto de la perspectiva en dicha pintura, nos podemos valer del reflejo que se produce en la superficie curva del dorso de una cuchara.
Hoy en día el exponente más conocido del arte anamorfista es el artista callejero británico Julian Beever (www.julianbeever.net). Nacido en Cheltenham, UK, en 1959, comenzó a pintar sus obras con tiza por las calles de todo el mundo a principios de los años 90. Beever crea ilusiones anamórficas que dibuja con una distorsión especial con el fin de crear una impresión de tres dimensiones cuando se ve desde un punto de vista concreto.
En España, contamos desde hace años con uno de los artistas anamorfistas callejeros más importantes del mundo. Eduardo Relero (anamorfosiseduardo.blogspot.com.es), pintor y escultor afincado en nuestro país, utiliza, al igual que Beever, la tiza para crear sus imágenes en 3D. En su país de origen (nació en Rosario, Argentina, en 1963) cursó Arquitectura y Bellas Artes, complementando estos estudios con los de copista en Roma.
Esta técnica no es exclusiva de la pintura, si no que ha sido ampliamente usada en el cine. En el sistema de filmación CinemaScope, mediante lentes anamórficas especiales (objetivos Hypergonar) instaladas en las cámaras de filmación y máquinas de proyección, se registran imágenes comprimidas que producen una pantalla ancha al ser descomprimidas durante la proyección.
La primera película estrenada en CinemaScope fue, en 1953, La túnica sagrada, producida por la 20th Century Fox y dirigida por Henry Koster (1905-1988).
Abrid los ojos y cambiad la perspectiva… hallaréis muchas sorpresas en vuestro camino.
Fuentes| Wikipedia, Ilusionario.es, 2+2=5 (Blog de le Universidad Complutense de Madrid), Julian Beever’s official site, Anamorfosis de Eduardo Relero, Foroxerbar.com.
En colaboración con iHA| Jesús Montes
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