Viajar con niños y conocer otros lugares supone toda una aventura cada verano. Pero ello no debe suponer un obstáculo sino todo lo contrario, demuestra que tener un hijo no significa necesariamente dejar de viajar. Significa descubrir culturas desconocidos para ellos, desde los edificios más emblemáticos, museos llenos de tesoros, jardines y parques diferentes hasta el idioma o las comidas.
El viajar y patear los diferentes lugares deja recuerdos inolvidables y muy marcados a los más pequeños, que en muchas ocasiones recuerdan al hacerse mayores. Para ellos estos descubrimientos representan una fuente inagotable de emociones y de conocimiento. El interés por descubrir algo nuevo y diferente es innato en ellos ya que todo es una mezcla entre fantasía y realidad.
Pensando en ellos, os proponemos unos consejos para que puedan divertirse y gozar de experiencias extraordinarias en lugares que a sus ojos resultarán mágicos. Muchos de ellos habrán visto en el cine el Coliseo Romano, la Torre de Londres o la Cibeles en Madrid y estar in situ en ellos puede resultar un viaje increíble.
En primer lugar, los mayores deben conocer -a través de una guía de adulto-, la ciudad o lugar a visitar, su breve historia y los monumentos más importantes para luego poder contarles a ellos las historias que guardan y las curiosidades y anécdotas que atesoran. Con ello se facilita más la integración en el viaje.
Llega el día, aunque los padres hagan la maleta general de los niños. Ellos pueden participar, indicándoles el clima que puede hacer y lo imprescindible ya que se van fuera de casa durante varios días. Podéis hacer con ellos una lista a papel para que escriban y sean conscientes de los imprescindibles: desde el pasaporte y explicarles el significado, billetes, la ropa, algún juguete, algún libro y la bolsa de aseo con el peine, cepillo de dientes….A medida que vayan metiendo sus cosas ir tachando de la lista.
También, pueden llevar ellos mismos una pequeña mochila con pocas cosas: un gorro, tiritas, lápices y un pequeño cuaderno… para hacerse responsables de sus efectos personales.
Si se viaja al extranjero puede resultar muy divertido conocer el vocabulario imprescindible para poder disfrutar más el viaje y poder comunicarse en los diferentes espacios. Un vocabulario sencillo y básico: hola, adiós, gracias; incluso frases hechas, expresiones, peticiones, preguntas. Podéis incluso ver alguna película subtitulada para que ellos vayan descubriendo el idioma antes de llegar, así nos les resultará tan extraño y pueden perder la vergüenza a hablar más rápidamente
Es también muy recomendable que lean algún libro relacionado que se desarrolle en el lugar a visitar: como por ejemplo las aventuras de Oliver Twist, Sherlock Holmes (Londres). O incluso ver películas, desde Mary Poppins también de Londres hasta Gladiator o Vacaciones en Roma (Roma), Un indio en París o Ratatouille en París.
Antes de la partida y durante el trayecto se puede empezar a jugar con los pequeños haciendo un libro de viaje, una especie de bitácora que podrán ir completando a lo largo del recorrido. Hay que involucrarlos además de ir haciendo fotos a los lugares que a ellos más les gustan, -que no tienen que ser los más típicos para los adultos- e ir haciéndoles guardar los folletos, los tickets, servilletas, todo lo que les haga recordar el viaje para que después en las terrazas sentados o el hotel o en casa a la vuelta no se les olvide ningún detalle de su particular aventura vivida.
¿Qué es un cuaderno de bitácora?
Los marineros, llaman “cuaderno de bitácora” al libro donde se van anotando diferentes datos de la navegación que se está realizando: hora del reloj de bitácora (normalmente es la que lleva a bordo), posición del barco (actualmente sacadas del GPS), distancias navegadas, condiciones meteorológicas (mar, viento, presión, temperatura), o propulsión a motor, avistamientos de buques o de fauna marina y cualquier otro incidente que se desee dejar constancia. También se suele añadir un apartado de recordatorio con las averías que hay que arreglar cuando el barco vuelve a puerto o realiza una escala en un fondeadero (por ejemplo: cambiar bombilla fundida de la luz de tope de palo, etc).
Otra manera muy útil para que sigan el recorrido es darles a ellos también un mapa/plano del lugar para que también puedan participar aunque sea para que se familiaricen con ellos y los conozcan. De esta manera aprenden a leerlos ya que existen conceptos básicos que se deben enseñar: ubicación, direcciones, escala y distancia. Se puede jugar a buscar y reconocer símbolos que representen los museos, monumentos, la oficina de correos, iglesias, parques y otros sitios fácilmente reconocibles en el mapa.
E imprescindible: ¡¡¡DISFRUTAR DE LAS VACACIONES¡¡¡¡
Fuentes| Texto original de Myriam Monterde, Arte por Cuatro
En colaboración con iHistoriArte| Myriam Monterde
Síguenos también en: Facebook, Twitter, Google+ o RebelMouse