Tratar de describir con palabras lo que hace de Capadocia un destino único es todo un reto porque desde cualquier ángulo parece salida de una película de ciencia ficción. ¡No por nada ha sido comparada con un panal gigante o un auténtico paisaje lunar!
La realidad es que sus incontables valles y colinas de formas caprichosas no son obra de las abejas ni de seres fuera de este mundo.
Sino que son el resultado de la erosión sobre rocas blandas formadas por cenizas y el paso de hábiles civilizaciones que supieron adaptarse al curioso terreno tan bien, que incluso llegaron más allá del subsuelo.
Pero, si nos acompañas a “escarbar” un poco para entender este impresionante trabajo en conjunto de la naturaleza con el hombre, así como el inmenso valor cultural e histórico detrás de cada estructura esculpida en la roca, Capadocia te parecerá aún más mágica de lo que dejan ver las fotografías.
Paisajes que desafían la realidad
El terreno de Capadocia no siempre fue como lo vemos hoy. La región fue cubierta con las cenizas que dejaron a su paso una serie de erupciones volcánicas, y que, al solidificarse y mezclarse con el barro, formaron una roca poco resistente a los efectos de miles de años de erosión natural, lluvias y fuertes vientos.
Así, la naturaleza moldeó a su antojo este depósito de lava, creando las maravillas geológicas de inusuales formas que nos hacen sentir en la luna.
Y es que tienen tanto encanto que los pilares que terminan en conos hasta los 40 metros de altura y dominan el horizonte de Capadocia son llamados “Chimeneas de hadas”.
Escultores en lugar de arquitectos
A pesar de lo curioso del terreno del que disponían los habitantes de Capadocia, su ubicación estratégica entre numerosas rutas comerciales les permitió florecer durante miles de años.
Y, para lograrlo, supieron adaptarse a la obra de la madre naturaleza, dejando su propia huella en los extraños paisajes.
¿Cómo? En lugar de construir edificios como en cualquier ciudad en condiciones más típicas, excavaron casas, espacios de culto, establos y almacenes en la roca blanda. Hoy en día encontramos viviendas, museos e incluso hoteles muy originales dentro de las formaciones geológicas que hacen de Capadocia un destino único en el mundo.
Como si se tratara de un set de una película de ficción,¡las montañas tienen ventanas!
¿Qué hace de Capadocia un destino único? Sus ciudades subterráneas laberínticas
El paisaje urbano de Capadocia no se limita a la superficie. Su historia obligó a las civilizaciones que la habitaban a buscar soluciones bajo tierra para encontrar refugio.
Los laberintos eran perfectos para esconderse ante complicados ambientes políticos, como es el caso de Göreme, asentado en la frontera de imperios rivales, o los cristianos que huían de la persecución de Roma en el siglo IV.
Así que siguieron esculpiendo la roca hacia abajo para crear increíbles redes de túneles y ciudades subterráneas con hasta ocho pisos. Pero no eran “simples” estructuras, estaban equipados con sistema de ventilación y salida de humo; además, los monjes pintaron frescos en las capillas rupestres que perduran hasta hoy.
Un paseo en globo aerostático para contemplar todo el encanto de Capadocia al amanecer
Los viajes turísticos a la luna no son posibles (todavía), pero sí que podemos sobrevolar en un globo aerostático los icónicos paisajes de Capadocia, que debe ser casi lo mismo.
Y es que, contemplar cómo los primeros rayos del sol bañan las viviendas talladas en las curiosas montañas desde las alturas nos hará olvidar en qué planeta estamos. Es por eso que cada mañana se elevan alrededor de cien globos, coloreando el cielo de zonas como Göreme y Uchisar con vistas de cuento.
¡Ver para creer!
Los escenarios que parecen producto de la imaginación hacen de Capadocia un destino único que hay que ver para creer porque nada es lo que aparenta a simple vista.
Recorre sus maravillas geológicas por dentro, por fuera, por debajo y desde las alturas para comprobarlo de primera mano.
