Si bien, los restos arqueológicos y los registros históricos nos dan una buena idea de los movimientos entre territorios a través del tiempo, incluir el análisis del ADN en el mapeo de la migración ha añadido nuevos detalles a la reconstrucción de las interacciones entre comunidades distintas.
Y lo demuestra el reciente estudio de Stanford Medicine, “Stable population structure in Europe since the Iron Age, despite high mobility”, publicado en eLife.
La investigación del equipo liderado por Jonathan Pritchard, Ph.D. y uno de los autores principales del artículo, ha permitido determinar al detalle los patrones de viaje que unieron a poblaciones completamente diferentes en un solo lugar, durante el reinado del Imperio Romano.
Detalles del estudio
Investigaciones anteriores han analizado la diversidad a nivel genético, desde la Edad de Piedra hasta la época medieval. Pero se sabe poco sobre los movimientos que impactaron la composición del ADN en períodos históricos más recientes.
El equipo observó que la población de Roma y sus alrededores mostraba mayor diversidad durante el período imperial. Lo que los llevó a cuestionar el impacto del Imperio Romano en el perfil genético de poblaciones tan dinámicas.
Para encontrar respuestas, el estudio consideró:
- Tiempo y territorio – El período de estudio se delimitó a 3.000 años después del final de la Edad del Hierro, y el área geográfica se extendió a todo el Imperio Romano.
- Restos humanos – Se analizaron los datos de ADN existentes de esqueletos de personas que murieron del siglo I al VII a.C.
- Nuevos genomas – Para llenar el “vacío” por falta de suficientes datos genéticos correspondientes al período estudiado, el equipo secuenció 204 nuevos genomas de 53 sitios arqueológicos.
Conclusiones consistentes con las teorías de historiadores
En general, los diversos orígenes genéticos de los esqueletos encontrados en áreas del imperio romano respaldan los registros arqueológicos e históricos.
De acuerdo a Margaret Antonio, estudiante de posgrado en el laboratorio Pritchard, “por ejemplo, se encontró cerámica del norte de África en todo el Imperio Romano, y ahora también tenemos evidencia genética de personas del norte de África que residen en las actuales Italia y Austria”.
Conexiones descubiertas, al usar ADN en el mapeo de la migración
La expansión del imperio implicó comercio y trabajo, pero también esclavitud y desplazamiento forzado, resultando en una gran movilidad por toda la extención territorial.
El análisis demuestra que, por primera vez, las personas viajaban largas distancias durante su vida, en lugar de hacerlo paulatinamente por generaciones como sus ancestros.
Pero, ¿por qué no se mantuvo el crecimiento?
Los resultados del análisis de ADN en el mapeo de la migración originaron nuevas preguntas. Debido al acelerado ritmo de movimiento observado durante este período, podríamos suponer que con el paso del tiempo las diferencias regionales habrían desaparecido poco a poco.
Pero, como lo vemos aún en nuestros días, la mayoría de las poblaciones de las regiones estudiadas siguen siendo notablemente distintas.
El equipo de investigadores tienen más de una hipótesis, aunque no se tienen suficientes datos para comprobarlas:
- Es posible que los individuos no siempre se reproducían en los lugares donde murieron.
- La movilidad disminuyó drásticamente con el colapso del Imperio Romano.
Esta investigación demuestra que la migración no es una experiencia contemporánea. Tal como lo vivimos en la actualidad, las nuevas oportunidades comerciales fueron el motivo por que la población del imperio salió de su lugar de origen, pero no todos se establecieron en donde llegaron.
Fuente | Universidad de Stanford/ eLife
Imagenes | W. Commons, Universidad de Stanford/ eLife