En 1779 un francés, Comte de Buffon, puso en marcha un experimento para calcular la edad de la Tierra que consistía en lo siguiente: creó una bola que tenía una composición parecida a la de la Tierra, la calentó y midió su ritmo de enfriamiento. Su estimación fue de unos 75000 años y en su obra «Introducción a la historia de los minerales» aumenta la cifra hasta los 180.000 años.
Hoy sabemos que erró por mucho, pero lo importante es que por primera vez se utilizó un experimento, fundamental en el método científico, para calcular la antigüedad del planeta sin recurrir a la religión, la leyenda o la mitología. Esto le valió a Comte la antipatía y críticas de teólogos y religiosos.
Casi un siglo más tarde, el británico, William Thomson (Lord Kelvin), estimó la edad de la Tierra entre 24 y 100 millones de años.
Sí, Lord Kelvin es el de la escala Kelvin de temperatura, sus estudios sobre termodinámica le llevaron a descubrir el cero absoluto,-273,15° Celsius, es decir, la temperatura mínima que se puede alcanzar, no se puede llegar a nada más frío que el cero absoluto, ¡un gran descubrimiento!
Huelga decir que aplicando sus conocimientos llegó a la errónea datación de entre 24 y 100 millones de años. Como disculpa hacia la figura del gran Lord Kelvin decir que ni se sabía ni se había descubierto nada sobre la radioactividad en su época y que, probablemente, de haberlo sabido su estimación hubiera sido muchísimo más certera.
Durante el siglo XIX varios científicos de distintas disciplinas y con enfoques muy diverso llegaron a dataciones similares a las de Lord Kelvin, por poner solo un par de ejemplos: John Joly (médico, físico y geólogo irlandés) basándose en la salinidad de los mares por efecto de la erosión, determinó que la Tierra tenía unos 100 millones de años de antigüedad.
Y el astrónomo George H Darwin, hijo de Charles Darwin, determinó una antigüedad de unos 56 millones de años basándose en la velocidad de rotación actual de la tierra 24 horas.
A día de hoy sabemos que la edad de la tierra es de 4543.9 millones de años
A esa conclusión llegó un equipo de la universidad de Cambridge en 2010, basándose en el estudio del decaimiento del hafnio 182 en tungsteno 182. Al ser materiales radiactivos van perdiendo electrones, positrones, además de partículas alfa y llegan a ser otro elemento. Estudiando el tiempo que tardan los diversos elementos radiactivos en convertirse en otros elementos, el equipo de Cambridge estableció la datación más aproximada que tenemos hasta la fecha de la edad de la Tierra.
Unas décadas antes, en 1956, C.C. Patterson, geoquímico estadounidense, empleó el estudio de meteoritos con técnicas parecidas utilizando como material referencial el uranio y su decaimiento al plomo para establecer la edad de la Tierra en 4540 millones de años.
La ciencia nos permite tener razón hasta que alguien tiene más razón o incluso, sin tener más razón, demuestra que te has equivocado.
El método científico filtra el conocimiento de creencias e inercias culturales, reduciendo la verdad a pruebas, experimentos y cálculos. Es una verdad para todos, independientemente de tu raza, creencia o religión la edad de la tierra seguirá siendo la misma.
Si por alguna razón, esperemos que no, nos extinguiremos y se volviera a crear una civilización inteligente en este planeta, los resultados a los que llegarían sus experimentos serían los mismos.
¡A la ciencia no le importan tus creencias!
Autor | Eric Page
Imágenes | W. Commons
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