El muro de Adriano (120 D.C.) es famoso y conocido entre el público general, su visita atrae cada año a miles de turistas que quieren pasear por los bien conservados restos del muro. Lo que una vez fuera el límite del Imperio Romano durante casi 300 años. La imaginación se pierde siguiendo la antigua línea fronteriza, tratando de adivinar en que habría al otro lado… Y lo que hay más allá, a unos 160 kilómetros, es una segunda frontera, menos conocida, que fue el límite más noroccidental del imperio romano durante solo 20 años; el muro de Antonino.
Sus restos son escasos, debido a que fue construido con una simple base de piedra y muros de tierra, arcilla y turba. A esto hay que sumarle que fue quemado por los propios romanos en su huida hacia el sur de nuevo, para refugiarse tras la seguridad del muro de Adriano ante la presión de las tribus locales. Es uno de los seis lugares Patrimonio Mundial de la Unesco en Escocia, y su historia es probablemente una de las más desconocidas.
El muro de Antonino y la búsqueda de prestigio del emperador de Roma
En el año 142 A.C. tras la muerte de Adriano, el emperador Antonino decidió ganar prestigio expandiendo sus dominios. Ordenó la construcción de un muro más al norte del de Adriano, denominado como el muro de Antonino, que medía 60 km de costa a costa (en su punto más oriental Bo ‘Ness y el más occidental Old Kilpatrick).
Hasta 7.000 soldados se establecieron entre sus 16 fuertes conocidos, provenientes de regiones tan alejadas como la actual Siria, España o Argelia.
Este nuevo muro, constaba de tres metros de altura y cuatro de ancho. Pero contanba con una diferencia añadida a su hermano mayor: más allá del muro se excavaron extensos fosos defensivos. A veces de hasta cinco metros de profundidad, al ser esta nueva frontera más difícil de defender.
El abandono del muro
Por qué el muro fue abandonado tras solo 20 años no es oficialmente conocido, aunque hay varias teorías que lo tratan: una es la necesidad de tropas en otras partes del imperio; otra es el coste de ampliar las líneas de suministro; y una última es la dificultad defensiva del muro en sí.
Todavía hoy se pueden contemplar los restos de alguno de sus fuertes.
Rough Castle, el segundo más pequeño de la frontera, pero el mejor conservado.
A poco más de un kilómetro al sur de Bonnybridge, se alza una colina verde. Subiendo por un pequeño sendero las vistas empiezan a ser magníficas, y tras solo 15 minutos de caminata, al llegar arriba, la imaginación vuela.
Se puede contemplar y seguir con claridad el foso defensivo que se hallaba extramuros, caminar entre los restos poco definidos de la casa de baños del regimiento y, lo que más sorprende, la vía que atravesaba una de las puertas se inclina bruscamente hacia la derecha donde quedan a la vista las llamadas defensas «Lilias».
Numerosos agujeros excavados en el suelo, con lanzas ocultas bajo la hierba donde caían empalados los miembros de las tribus pictas en caso de ataques sorpresa. Por otro lado, los árboles hoy en día tapan la vista, pero en la época se hallaban talados a ambas partes del muro para evitar estos ataques sorpresa.
Tras la muerte de Antonino Pio, el nuevo emperador Marco Aurelio desplazó la frontera otra vez al Muro de Adriano, donde se mantuvo como tal hasta el final del imperio romano en Gran Bretaña aproximadamente unos 250 años después.
Al abandonar los romanos el muro de Antonino, la muralla no fue demolida, como tampoco los fosos.
Pero los fuertes fueron quemados o desmantelados. Los habitantes de Rough Castle se llevaron consigo todos los elementos de valor. Aunque los objetos de excesivo peso o poca valía fueron abandonados en uno de los pozos del fuerte, siendo esto una alegría para los arqueólogos.
Todo tipo de objetos recolectados a lo largo del muro se encuentran expuestos permanentemente en el museo Hunterian de la Universidad de Glasgow.
Esta exposición cuenta entre sus vitrinas: monedas, numerosas piezas de alfarería, pendientes, columnas de piedra, trozos de cuero de tiendas o unos zapatos de hombre, mujer y niño del tipo «calceus«, seleccionados de entre los más de 500 que se encontraron en una pila de basura en un pozo de Barr Hill (otro fuerte situado a 16 kilómetros al oeste de Rough Castle).
Tras la retirada, el muro de Antonino quedó en el olvido siendo incluso sepultado y destruido tiempo después en la industrialización de Escocia hasta que en los siglos XIX y XX numerosos restos arqueológicos fueron marcados y mapeados, llegando a convertirse en patrimonio de la humanidad en el año 2008.
Fuentes |Glasgow, una historia sorprendente, antoninewall, hunterian.academy, historicscotland
Autor | Fran Galindo
Imágenes | W. Commons, Fran Galindo (@scotland_in_my_pocket)
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