El 15 de agosto de 1961 el joven soldado Hagen Koch, cartógrafo del Regimiento de Guardias Felix Dzerzhinski de la RDA, se encontraba documentando los límites exactos de la frontera entre las dos Alemanias cuando recibió la orden de «enseñar a las agresivas fuerzas del imperialismo los límites de su maligno poder«. El joven de veintiún años cogió un bote de pintura blanca y una brocha, busco la línea exacta de la frontera ignorando los silbidos y abucheos desde el lado occidental, colocó un pie a cada lado de la frontera y se dispuso a pintar una clara línea blanca para mostrar a los «imperialistas» dónde empezaba Berlín Oriental. Sin saberlo aquel soldado acababa de delimitar uno de los puntos más míticos del Muro de la Vergüenza: el Checkpoint Charlie, el paso fronterizo reservado para extranjeros.
Dos meses más tarde, delante de aquella línea blanca se sucederían dieciséis de las más tensas horas de la Guerra Fría.
Tensión creciente en Checkpoint Charlie
Tras varios incidentes con los policías fronterizos de la RDA, en los que los americanos consideraron una violación de los tratados de Potsdam que permitían moverse libremente por los cuatro sectores de la ciudad a los funcionarios de las potencias que ocupaban Berlín. Desde Washington, se estableció un protocolo de actuación por el cual: si a un representante oficial se le impedía el paso, se autorizaba el empleo de tanques para derribar la barrera y los obstáculos que impidieran el tránsito libre.
El 25 de octubre, a las nueve y veinticinco de la mañana, un vehículo oficial norteamericano fue interceptado por la policía de Berlín Oriental al cruzar las barreras de Checkpoint Charlie.
Ante la negativa de las fuerzas policiales de la RDA de permitir la circulación del vehículo, el oficial de guardia norteamericano ordenó poner en marcha el operativo especial y los tanques se posicionaron a menos de cincuenta metros del paso de control.
A lo que el oficial soviético respondió “nosotros también tenemos tanques”.
El vehículo oficial regresó a Berlín occidental.
Tras dos días consecutivos de incidentes de igual calibre, los tanques rusos avanzaron hasta el puesto fronterizo.
El 27 de octubre la situación se tornó insostenible, diez tanques norteamericanos se encontraban frente por frente a diez T-54 rusos con los cañones apuntando unos a otros.
El mariscal ruso Konev y el general norteamericano Clay representantes de ambas potencias en Berlín se encontraban ante uno de los momentos más difíciles de sus carreras, estaban a punto de ser los causantes de una Guerra Nuclear.
El muro que dividía el mundo
La actuación de la inteligencia militar rusa y el intercambio directo entre Kennedy y Kruschev permitió la retirada de los tanques sin percance alguno.
Sin embargo el enfrentamiento de los tanques en el Checkpoint Charlie tuvo resonancia internacional y fue uno de los más graves de la Guerra Fría.
No se trató de un incidente local, el conflicto se desarrolló en tres escenarios: Berlín, Washington y Moscú. Fuerzas aéreas y submarinos nucleares permanecieron en alerta rojo en los cuatro continentes por más de dos meses y medio.
Kruschev admitió tiempo más tarde a un periodista “dar la orden de avanzar a los tanques significaba la guerra. Dar la orden de retirada significaba la paz”.
Fuentes | Garzón, D., El muro de Berlín: final de una época histórica, Marcial Pons, 2013, Madrid.
Taylor, F., El Muro de Berlín: 13 de agosto de 1961 – 9 de noviembre de 1989, RBA, 2009, Barcelona.
Autor | Dave Meler
Imágenes | W. Commons
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