Con la invasión alemana de Polonia, se iniciaba así la II Guerra Mundial y los distintos países se encontraban en la tesitura de defenderse y elegir bando. Tras haber permanecido neutrales durante la Gran Guerra, continuar con este estatus parecía que era la mejor opción para el pequeño estado de Los Países Bajos, pero no fue así. Adoptar ese estatus produjo una falsa sensación de confianza y seguridad que provocaría una falta de preparación para una posible invasión. Y eso fue lo que sucedió durante el bombardeo de Róterdam.
Neutralidad rota
El 10 de mayo de 1940 varios aviones de la Luftwaffe, la Fuerza Aérea de la Alemania Nazi, sobrevolaron la ciudad de Rotterdam.
Lo primero que pensaron los neerlandeses fue que se dirigían hacia Reino Unido, que había entrado en guerra con Alemania el año anterior. Sobre aguas del Mar del Norte la formación dio media vuelta y regresó siguiendo el curso del río Mosa. Completamente desprevenidos, los neerlandeses no pudieron hacer nada para proteger el antiguo aeropuerto de Waalhaven y por primera vez en la historia de este pequeño país serían testigos de un ataque de la Fallschirmjäger, cuerpo de paracaidistas alemán.
Todo esto tuvo lugar a lo largo de la orilla sur del Mosa, los paracaidistas tomaron tierra en los alrededores del estadio del equipo de futbol local, el Feyenoord. El objetivo era claro: hacerse con el control del antiguo puente Willemsbrug para avanzar desde allí hacia el norte.
Mientras todo esto sucedía, reservas neerlandesas se apresuraron a rodear la entrada norte del puente iniciándose así un fuego cruzado en el que ningún bando podía avanzar y el Willemsbrug se había transformado en un delgado campo de batalla.
Ante esta situación desesperada por controlar el terreno, la Marina Neerlandesa ya se había acercado a la zona intentando hacer que los alemanes retrocedieran bombardeando las inmediaciones de la entrada sur del puente. Esa táctica no tuvo éxito y en un segundo intento desesperado las Fuerzas Aéreas Neerlandesas intentaron destruir el propio puente para controlar mejor el terreno y conseguir más tiempo. La aviación neerlandesa también falló.
Fuego del cielo
Los días pasaban y desde Alemania no se podía consentir que un contingente relativamente pequeño y poco preparado le cortara el paso a su avanzadilla.
Se había previsto el bombardeo y destrucción de la ciudad para el 13 de mayo, pero las nubes bajas imposibilitaban la operación. Se decidió postergar el bombardeo para el día siguiente.
Durante la mañana del 14 de mayo se suceden las negociaciones para rendir la ciudad de Rotterdam, el bombardeo estaba previsto para las 13:20h, aunque se decide postergar el bombardeo por encontrarse en mitad de las negociaciones. A pesar que el mando neerlandés se negaba a rendirse y el intercambio de mensajes seguía en activo, la noticia del retraso del bombardeo parece que nunca llegó a los bombarderos alemanes.
La única información clara que tenían los pilotos era que si veían bengalas encendidas debían cancelar la misión.
Dos formaciones distintas que se dirigían a la zona: 36 aviones Heinkel He 111s que se aproximaban desde el Sur, la zona ocupada por los alemanes, donde pudieron ver las bengalas y abortaron el bombardeo; otra formación de 54 aviones del mismo tipo se aproximaban desde el Noreste, zona no ocupada por los alemanes.
No llegarían a ver las bengalas a tiempo. No se trataba de objetivos puntuales, sino lo que se conoce como “bombardeo de alfombra”, todos ellos dejaron caer su mortal cargamento en cuestión de pocos minutos. Miles de toneladas de pólvora arrasarían con el casco histórico de la ciudad y lo que no fuese destruido directamente sería arrasado por el infernal incendio posterior.
Más de 800 civiles asesinados, casi 25.000 hogares calcinados, y más de 85.000 personas sin hogar.
Esto era solo el fin de una batalla, los alemanes se apresuraron a informar a la Reina Guillermina que esta escena dantesca se repetiría pronto si no rendía el país, incluso ya se sabía el nombre de la siguiente ciudad que correría el mismo destino: Utrecht.
La Reina no tuvo más remedio que declarar la rendición y se exiliarse a Londres desde donde intentaría dirigir la resistencia.
Tras el bombardeo de Róterdam se iniciaría entonces en los Países Bajos un período de cinco largos años de opresión, deportaciones masivas a campos de concentración y todo tipo de penurias que marcarían el carácter neerlandés hasta el día de hoy.
¿Por qué el bombardeo de Róterdam?
Hay que tener en cuenta que para entonces el puerto de Róterdam era el más importante de Europa, y sigue siéndolo, una puerta de entrada al corazón del territorio alemán y el río de la ciudad, el Mosa conecta con el Rin, la mayor ruta comercial fluvial del continente.
Un punto de abastecimiento importante para los alemanes que se sentían temerosos de que los británicos pudiesen llegar a controlarlo. Además, sería la ubicación ideal desde la que iniciar una hipotética invasión por mar hacia las Islas Británicas.
Pero no solo eso, la batalla de Róterdam se englobaba dentro de una operación aún mayor conocida como “Fall Gelb”, o Plan Amarillo, que consistía en una guerra relámpago, “blitzkrieg”, que pretendía ocupar rápidamente a los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo para atacar Francia por la retaguardia, ya que no esperaban ser invadidos por el norte.
Autor | Facundo L. (@netherfacts)
Fuentes | AnneFrank, Rotterdamcelebratesthecity, zuidfront-holland1940, wederopbouwrotterdam
Imágenes | W. Commons
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